+Un grupo de estudiantes de la Maestría en Ciencias Médicas de la UdeC un artículo sobre este tema en el Journal of Applied Gerontology.

A diferencia de otras personas, que al término de la pandemia por COVID-19 presentaron un significativo aumento de peso corporal, las y los adultos mayores activos, física y mentalmente, volvieron del resguardo en casa con menos peso por pérdida de masa muscular y agua, con un ligero incremento de grasa corporal y con menos independencia para realizar sus actividades cotidianas, así como un bajo consumo de fibra y un mayor consumo de bebidas azucaradas y productos industrializados.

Estos hallazgos los reportó un grupo de jóvenes estudiantes de la Maestría en Ciencias Médicas, egresados de la licenciatura en Nutrición y asesorados por su profesor, Jaime Alberto Bricio Barrios, en el artículo recientemente publicado en el Journal of Applied Gerontology, denominado “Impacto en el estado nutricional y funcional de los adultos mayores mexicanos en ausencia de actividades recreativas por el COVID-19: un estudio longitudinal de 2018 a 2021”.

Alondra Elizabeth García Ibáñez, María Guadalupe Díaz Mendoza, Héctor Mariano Jiménez Leal, Liz Argelia Chávez Torres, Liliana Islas Piza, Shelem García García, como profesionales de la nutrición, realizaron un estricto registro y seguimiento de varias mediciones, 18 y 3 meses antes de la pandemia y 12 meses después de la pandemia.

Ellas y ellos hicieron mediciones antropométricas y de dependencia con el Índice de Barthel [medida genérica que valora el nivel de independencia del paciente con respecto a la realización de algunas actividades básicas de la vida diaria, según la Revista Española de Salud Pública], además de evaluaciones funcionales y exámenes físicos que incluyeron evaluación de fuerza de marcha y fuerza de mano, en un grupo de personas adultas mayores que diariamente participan en las actividades físicas y de manualidades en el Centro de Asistencia Social de Día para Personas Adultas Mayores del DIF Estatal.

En esos centros, las y los adultos mayores reciben un desayuno, tienen actividad física, realizan diferentes manualidades, tocan la guitarra y mantienen una convivencia, explicó el profesor Bricio Barrios, quien añadió que desde el 2012 existe una vinculación social y académica entre la Facultad de Medicina, el Voluntariado de la Universidad de Colima y el DIF Estatal, “que ha sido muy bien acogida entre los adultos mayores, al grado de reconocer el beneficio en su salud y bienestar por participar en las mediciones y evaluaciones que hacemos”. 

Alondra García dijo que según el Índice de Barthel, “que sirve para diagnosticar en qué nivel de dependencia se encuentra el adulto mayor, encontramos que esta independencia se redujo un 17 por ciento, un escenario que los pone vulnerables cuando ya eran más independientes a raíz de las actividades que realizan en este centro de asistencia social”.

Liz Chávez informó que mediante evaluaciones antropométricas para conocer talla, peso, composición corporal con su porcentaje de agua y músculo en cuerpo, encontraron que disminuyó el peso; “esto se relaciona con las actividades que dejaron de hacer, a diferencia de otros estudios en otros grupos etarios, donde se vio un aumento después de la cuarentena”.

Guadalupe Díaz reportó que las personas evaluadas consumieron ligeramente más macronutrimientos, que son los hidratos de carbono, proteínas y grasas, “lo que refleja que tal vez el aumento fue por el consumo de bebidas azucaradas y productos industrializados relacionado con el confinamiento”.

Por su parte, Héctor Jiménez dijo que, como nutriólogos y nutriólogas, “al comenzar la pandemia sabíamos que éste sería el principal grupo etario afectado por la pandemia, primero por la alta prevalencia de COVID-19 en adultos mayores y segundo, por estar vinculados a los centros de asistencia, donde tenían actividad física diaria”. 

En equipo, agregó, “nos planteamos cuál sería el impacto en el estado nutricional (antes y después) y cómo afectaría la masa muscular y los estados de fragilidad por su falta de actividad física, disminución de fuerza de aprehensión en mano, y aumento de fragilidad”.

Sobre los cambios dietéticos Shelem García informó que los adultos mayores consumieron menos fibra, esto atribuido a eventos psicológicos como el aburrimiento y la depresión, que afectan el consumo de alimentos. Encontraron disminución del peso corporal; “sin embargo, el índice de masa corporal también disminuyó y el porcentaje de grasa corporal aumentó, pero no significativamente, lo que significa que la calidad de alimentos no era la adecuada”. 

Todos coinciden en que fue muy satisfactorio trabajar con las personas de este grupo etario; las describieron como personas muy participativas, respetuosas, agradecidas y conscientes de que el trabajo y mediciones de los y las nutriólogas ayudarán a su salud.

De manera particular, Héctor Jiménez expresó que tuvieron convivio cercano con los adultos mayores, quienes expresaron que les hacía falta la actividad; “les preguntamos si el tiempo de aislamiento afectó su salud, a lo que respondieron que sí el 91 por ciento. Es decir, que 9 de cada 10 dijeron que el aislamiento influyó en su estado de salud”.

Su profesor Jaime Bricio señaló que “una de las responsabilidades que tenemos en el área de la ciencia es difundir el conocimiento” y destacó que le gusta la investigación “porque la parte de retribuir ese conocimiento a los participantes es igual de importante”. 

El artículo se puede conocer en https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35503553/ 

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