Por Luis Enrique López Carreón
Dirigente del Movimiento Antorchista en Colima
Se lee en una de las páginas del Gobierno Federal, que el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), es uno de los documentos de política pública más importantes de nuestro país, elaborado por medio de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). En él, se describen la cantidad, la forma de distribución y el destino de los recursos públicos por los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), los organismos autónomos, como el Instituto Nacional Electoral y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, así como por las transferencias a los gobiernos estatales y municipales. Es decir, el PEF, es la propuesta que hace el Presidente de la República al Congreso de la Unión, de cómo pretende el Poder Ejecutivo, gastar lo previamente estipulado en la iniciativa de la Ley de ingresos.
El pasado 14 de noviembre, dicen que a las 02:14 horas de la madrugada de ese día, y luego de una discusión de más de 15 horas por parte de los diputados del Congreso, el PEF del Presidente fue aprobado sin modificación alguna. La mayoría de los diputados afines a Morena, desecharon una a una, las más de dos mil reservas que presentaron quienes buscaban un PEF más justo y equilibrado para todos los mexicanos. Pero nada pudo contra la orden presidencial. Fueron 273 los diputados liderados por Morena los que votaron a favor, contra 214 que buscaban la equidad social. Y consummatum est.
Pero, ¿qué fue lo que consumaron los diputados partidarios de la 4T con su mayoría? Sin temor al equívoco mal intencionado, podemos decir sin mentir, que, desde hace cuatro años, tiempo desde el cual Morena se apoderó prácticamente del Poder Legislativo, el PEF, ha sido el instrumento mediante el cual el presidente mantiene su artificiosa popularidad por todo el país. El Presidente cree firmemente que el presupuesto federal y el Congreso, son de su absoluta propiedad, y por eso los usa a su gusto e interés.
Conforme a lo aprobado por la mayoría de los diputados morenistas, se le autorizó al Presidente ejercer un gasto total por 7.088 billones de pesos (bdp), es decir, más de 7 millones de millones de pesos; de estos, decidieron que 3.94 bdp los aportarán todos los mexicanos a través del pago de sus impuestos. Además, le autorizaron también otro endeudamiento por 885 mil millones de pesos, lo que representará el 2.8% del Producto Interno Bruto (PIB), y casi el 17% de los ingresos totales. He aquí el presupuesto del señor presidente para el año 2022.
En cuanto a lo programado a gastar, en la aprobación del PEF no hubo cambios esenciales en relación a los años anteriores. El Presidente sigue marcadamente en este aspecto, una tendencia electorera. Quiere asegurarse desde ahora, con el dinero público de todos los mexicanos, el triunfo electoral en el 2024.
A pesar de los esfuerzos de la diputados de oposición, el presupuesto mantuvo su carácter centralista. No contempla desarrollo de infraestructura, excepto por las mega obras emblemáticas del Presidente: Tren Maya, Corredor interoceánico, Refinería Dos Bocas, y el Aeropuerto de Santa Lucía. No contempla programas que contribuyan al apoyo del sector productivo, pues excluye y abandona a las pequeñas y medianas empresas generadoras de mucho del empleo que hay en el país.
Llama sobre todo la atención, que el gasto para inversión nacional que propone el Presidente, es de 982 mil millones de pesos, esto significa, que por cada peso a gastar en el próximo año, sólo 13.7 centavos serán para este importante rubro que implica el crecimiento de nuestra economía. Además, al mismo tiempo que con el PEF el presidente menoscaba el desarrollo económico del país, por lo que ya dijimos de las medianas y pequeñas empresas (Mypimes). Aumenta, eso sí, como consuelo inmediato para los pobres, sus Programas de Transferencia Monetaria.
Esto es, seguramente con miras a los próximos procesos electorales, pues, ya vimos cómo fue, que en Colima apuntaló la presencia de la actual Gobernadora, antes coordinadora de los programas del Bienestar.
Nunca, y en ningún momento, en el Movimiento Antorchista hemos considerado que esté mal el apoyo que se le da a los sectores mas vulnerables. Nunca. Pero, ¿de qué les servirá el dinero a algunos, cuando la inmensa mayoría de sus familias se consumen en las consecuencias mortales de la pobreza, que aumenta a cada día? Obras sociales, servicios, seguridad, justicia y crecimiento económico; son también fundamentales para el bienestar duradero de todos los mexicanos. Pero como ya vimos, el presupuesto del Presidente no repara, ni reparará en ello, mientras su prioridad sea, como ya dije, conservarse directa o indirectamente en el poder de la nación.
Los estudiantes claman por vacunas, atención médica, más y mejores espacios educativos; en síntesis, reclaman mejores oportunidades para su educación. Los enfermos, requieren de hospitales y clínicas, atención médica oportuna, suficientes medicinas, atención y estudios clínicos; en resumen, ellos claman por vivir. Los desempleados claman por empleo. Y en general, los mexicanos piden seguridad, justicia, mejores servicios, vivienda, y paz. Los mexicanos exigimos vivir y trabajar en la paz, la justicia y la seguridad que nos prometieron. Pero el PEF, como toda la política del presidente, divide y lástima a los mexicanos.
En un trabajo similar a este, dije que la característica principal de los discursos del Presidente, son la contradicción y la incongruencia. Y hoy sólo lo repito. No hace mucho, en el Consejo de Seguridad de la ONU, el Presidente, pretendiendo dar cátedra, propuso al mundo un “Plan mundial de bienestar y fraternidad”, llamando a las naciones más ricas del planeta a aportar y cooperar, “para garantizar el derecho a una vida digna a 750 millones de personas que viven en condiciones de pobreza en todo el mundo”. Muy bien, pero, ¿qué, a caso el PEF, cuando menos en México, no es el instrumento ideal para promover y garantizar “una vida digna” a todos los mexicanos que viven en condiciones de pobreza? Lo dicho, ¡cuánta incongruencia la del presidente!