Durante muchos años, los hombres transgénero han sido parte de la población más invisibilizada de México. A diferencia de las mujeres trans, el proceso de transición de un hombre es menos notorio, por lo que la decisión de ser visibles es un importante referente para las futuras generaciones.
Kaori Juárez, es un chico trans originario del municipio de Manzanillo, y con apenas 21 años de edad, nos habla acerca de cómo es ser un hombre transgénero en el Estado de Colima.
El reconocimiento
Desde muy pequeño, Kaori reconoció su interés por jugar y pasar más tiempo con niños, su gusto por utilizar ropa holgada y cómoda, cabello corto, e incluso atracción por las niñas de su edad, sin embargo, nunca habló de ello por desconocimiento.
“A los 14 años le dije a mi mamá que me gustaban las mujeres, que era lesbiana, pero fue hasta los 17 que me di cuenta que en realidad no lo era, que era un hombre, y que siempre me sentí como tal”.
La primera persona a quien se lo contó fue a su hermana mayor, ella al igual que su segunda hermana, mamá y papá, recibieron la noticia de Kaori de manera positiva, y desde entonces le han respetado y apoyado.
TRH e Identidad de género
Luego de una espera de tres años, el pasado 22 de octubre de 2021 Kaori decidió iniciar su tratamiento de remplazo hormonal (TRH), esto luego de un profundo análisis y asesoría médica.
“Estoy segurísimo de que ya era el momento, empecé a informarme al respecto, a ver videos, y me asesoré con personas trans, me dijeron que era mucho más rápido hacerlo de forma independiente, ya que ir al seguro sólo haría más lento el proceso, así que me acerqué a una doctora de la CDMX, mis consultas son a través de videollamadas”, explica.
En el año 2019, el Congreso del Estado de Colima aprobó con 23 votos a favor la Ley de Identidad de Género, misma que permite a mujeres y hombres trans su reconocimiento legal, por lo que ahora Kaori se encuentra en el proceso de cambio de nombre y género de sus documentos oficiales.
Transfobia y discriminación
La falta de empatía y desinformación, en compañía de los prejuicios y el apego a las religiones, han sido los principales adversarios de la comunidad LGBTTTIQ + en México, sobre todo en los Estados más pequeños de la República Mexicana como es el caso de Colima.
“Ha sido incomodo, aquí en Colima todavía no somos bien vistas las personas trans, todavía son personas muy cerradas. Me ha pasado muchas veces, al menos tres personas me han obligado a repetir sus oraciones para que se me ‘quite lo gay’, se han referido a mí con pronombres femeninos, e incluso me han prohibido la entrada al baño de hombres, a veces uso el baño de mujeres para no generar problemas, pero ellas me ven raro porque tengo el aspecto de un hombre”, destaca.
A pesar de los actos transfóbicos de los que ha sido víctima, Kaori suele enfocarse en las experiencias positivas que ha traído consigo su transición, y en la demostración de respeto e inclusión por parte de amigos y familiares.
“Considero que mi vida cambió luego de reconocerme como hombre trans, y continúa haciéndolo, pasé por tantas etapas de depresión en las que no sabía qué hacer, que ahora solo quiero enfocarme en mi felicidad”, puntualizó.