Por Luis Enrique López Carreón
Dirigente del Movimiento Antorchista en Colima
Y aquí estamos ya otra vez, en la cuesta y a cuestas. Trabajando cual modernos émulos del Sísifo mitológico. Aquel rey de Éfira, a quien los dioses olímpicos impusieron un perpetuo castigo: empujar cuesta arriba por una montaña una piedra que, antes de llegar a la cima, volvía a rodar hacia abajo, repitiéndose una y otra vez el frustrante y absurdo proceso.
La sabiduría popular le llama a nuestro moderno castigo, “la cuesta de enero”. Y es así, porque pareciera que estamos, precisamente cuesta arriba, en la parte más baja de un camino ascendente muy inclinado, llevando a cuestas sobre los hombros una pesada carga que contiene todos nuestros problemas personales, familiares y sociales del año anterior. En términos económicos, se sabe que la cuesta de enero, es el nombre que reciben en varios países de América Latina, el conjunto de aumento de precios de las tarifas y tasas que suceden al inicio de cada año.
Aumentan en enero los servicios con precios fijados, o regulados por las administraciones gubernamentales; además de muchos productos alimenticios, aumenta el transporte público y los servicio de correos y peajes de todo tipo; todo lo cual, afectan a la capacidad de compra de los consumidores. No sólo eso, aumentan también los precios de los productos de los llamados sectores estratégicos, como la electricidad, el gas y las telecomunicaciones, sin faltar el aumento a los impuestos, al iniciarse también el calendario fiscal en este mes.
Pero no hay de otra. Tenemos qué subir, y subiremos porque estamos obligados a hacerlo. Y lo haremos aunque en ello se nos vaya la vida misma y la de todos los nuestros. Bienvenidos seamos pues, a la cuesta de enero de 2022.
Pero lo que viene ya no es novedad si nos atenemos a los discursos presidenciales, que contradicen flagrantemente a la realidad social y económica en que vivimos a diario.
El día 4 de enero pasado, en su primer conferencia mañanera, los medios publicaron que el presidente López Obrador dijo así: “…2022 será buenísimo para todos los mexicanos” ¡¿para todos?! Y sin dar dato alguno para reforzar su dicho, dicen que afirmó los siguiente: “Vamos a iniciar la semana y este año que deseamos que sea bueno, bueno, bueno, buenísimo para todos los mexicanos y para todos los seres humanos, que sea un año con mucha salud, con mucha felicidad, es lo que deseamos, y hay condiciones favorables para conseguir esos buenos pronósticos” (Diario de Colima)
Al margen del repetido cliché ocasional de los buenos deseos, es necesario echar un vistazo rápido a la realidad en que vivimos, para ver cómo es que andan las “condiciones favorables para conseguir esos buenos pronósticos”.
El presidente nos deseó un año con mucha salud. Pero el mismo medio que cito, del mismo día, nos informó en su primera página con letras inusualmente muy grandes, lo siguiente: “Por cada 100 casos confirmados, México, primer lugar mundial en índice de muertos por Covid-19”. El medio dice que esta afirmación se da, conforme a la actualización mundial de los datos de la pandemia, que realizó el día 3 de enero la Universidad Johns Hopkins, donde ofrece el listado de países con mayor mortalidad por cada 100 habitantes, que es la siguiente: primero México, con 7.5 por ciento; seguido por Bulgaria, 4.1 por ciento; luego Hungría, con 3.2 por ciento; después Rusia, con 2.9 por ciento; y luego Brasil, con 2.8 por ciento.
El informe precisó que, si se consideran las muertes por cada 100 mil habitantes, México ocupa el noveno lugar. Y si se considera el número total de muertos, los primeros cinco lugares son los siguientes: Estados Unidos, con 826 mil 419 muertos, después Brasil, con 619 mil 401; luego India, con 481 mil 893; después Rusia, con 305 mil 96; y finalmente, México, con 299 mil 544 fallecido. Ya tan sólo con esto, sin considerar el repunte súbito de contagios por la variante ómicron, y las enfermedades crónicas que tradicionalmente padecemos todos los mexicanos, yo veo muy difícil que se cumplan, para todos, los buenos deseo del presidente.
No olvidemos nunca que, la salud, es el factor indispensable para el bienestar de todas las familias, cualquiera que sea su situación económica; y por lo que ya vimos, creo que el 2022 será un año difícil en este importante rubro social. Pero hay más.
El presidente dijo que hay condiciones para que este año sea buenísimo para todos los mexicanos. Pero las notas que circulan en los medios, dice todo lo contrario. Citaré sólo tres. El día de ayer, 6 de enero, El Financiero la dijo así: “Mal `augurio´ para la economía mexicana: Inegi ve riesgo de recesión”; e informó en seguida: “La economía mexicana dio señales de un panorama complicado para la actividad, con una mayor posibilidad de regresar a zona de recesión antes de llegar a una expansión, de acuerdo con el Sistema de Indicadores Cíclicos (SIC) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)”.
Por su lado, el mismo día, expansión.mx publicó así: “México despidió el 2021 con la inflación más alta en dos décadas”; y dijo luego, que el alza de los precios se aceleró en el último mes del año que terminó, para alcanzar niveles cercanos al 7.5%, lo cual también presionará mayores aumentos en la tasa de interés de Banxico. Finalmente, grupo Milenio, el mismo día también la dijo así: “¡Arranca cuesta de enero! Canasta básica sube de precio 9.8% al cierre de 2021: GCMA”, y luego abundó: “El Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), indicó que los precios promedio de la canasta básica en Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, registraron un incremento promedio de 9.8 por ciento al cierre de diciembre de 2021, comparado con el mes de noviembre del año pasado”.
Entonces, ¿en verdad quiere el presidente que creamos que, “hay condiciones favorables para conseguir sus buenos pronósticos”?
Pero hay una realidad que nadie puede negar. México, no es sólo uno de los primeros lugares en el mundo en cuanto a muertes por pandemia y desigualdad social; también es uno de los primero lugares en producción de riqueza social. Y esto último, es sólo gracias al trabajo y el sacrificios de todos los mexicanos. Por tanto, todos, absolutamente todos, tenemos derecho al bienestar social que indudablmente genera esa riqueza. Trabajemos pues, también todos, para que la riqueza se reparta equitativamente. Exijamos empleo, salario remunerador, vivienda, salud, educación y recreación para todos. Teniendo esto, y sólo esto, sí que sería un año buenísimo para todos los mexicanos. Por lo pronto, no hay de otra; a seguir marchando, que la cuesta de enero apenas comienza