En punto de las 10 de la mañana, Baudelia Velasco Ascencio llega hasta una de las esquinas de la iglesia de La Merced en el centro de Colima, ahí coloca su puesto de bate y continúa con el oficio que su mamá desempeñó hace más de 50 años en la capital del Estado.
A un par de metros de la estatua de la señora María Ascencio, su hija de ahora 59 años de edad, de lunes a domingo se encarga no sólo de elaborar y ofertar la bebida del bate, sino también de mantener una tradición viva.
“El proceso para realizar el bate es dorar la semilla de chan, luego se muele y se integra en agua, el secreto está en batirlo muy bien, de ahí viene su nombre, porque si no lo bates se hace bola”, menciona.
Detalló que la bebida es patrimonio de la entidad, y a pesar de ello son muy pocas las personas que lo venden, sobre todo a raíz de la contingencia ocasionada por covid-19, misma que les ha ocasionado bajas ventas.
“No nos ha ido bien, pero tenemos que seguir trabajando, normalmente vendíamos 20 litros de bate por día como mínimo, ahora no vendo ni la mitad de eso”, asegura.
Con ello, doña Baudelia resaltó la importancia de impulsar los productos locales, y seguir apoyando el consumo de esta tradicional bebida que podría estar a punto de extinguirse, pues de continuar las bajas ventas tendrían que recurrir a otra fuente de ingreso que le permita a ella y a su familia subsistir en el día a día.