Por Carlos Manuel Morton
Hace días mientras leía una nota, donde se hablaba de la inseguridad que hay en el estado de Colima. Me hizo reflexionar sobre los avances que se tiene en este rubro con relación a la administración estatal pasada -Sí, la misma que terminó desmoronándose en la parte final de su periodo-, y como conclusión llegué a que no se ha tenido gran mejoría, pues casi a diario se registra algún tipo de hecho delictivo.
Aunque los seguidores y personajes de la transformación no lo quieran aceptar y, justifiquen que lo ocurrido en la actualidad, son estragos del mal trabajo realizado en el pasado. La realidad es que no hay razones suficientes para argumentar eso, ni siquiera han logrado cambiar la perspectiva de inseguridad que tienen los colimenses.
Las estrategias implementadas para combatir este gran problema que acecha el bienestar social han sido sobrepasadas por la ola de violencia; ya sea un asalto, robo, asesinado o hallazgo de fosas, etcétera.
En el portal de internet de Publimetro, publicaron el pasado 25 de enero una nota titulada Con Indira Vizcaíno creció el robo a vehículos y el narcomenudeo en Colima, donde menciona que la entidad terminó el 2021 en el tercer lugar a nivel nacional en los siguientes delitos; vehículos, la extorsión, la violencia familiar y el narcomenudeo. Pese a que ella, solo estuvo a cargo durante los últimos dos meses del año, no quedó exonera de responsabilidad sobre ello.
“El robo a vehículos se incrementó 27% entre 2020 y 2021, pues pasó de mil 10 incidentes a mil 282. Durante los primeros dos meses del mandato de Indira Vizcaíno (noviembre-diciembre) se registraron 328 robos a vehículos, 149 más que el mismo periodo de 2020, es decir, se incrementó 83.24%” se puede leer en el cuerpo de la nota.
Cuando la ahora gobernadora de Colima, durante su campaña en las elecciones (2021) para ese cargo, decía que las cosas serían diferentes si ella ganaba. De cierta manera, así fue.
En la misma nota que ya cité en párrafos anteriores, menciona algunos cambios que preocupan, pero, sobre todo, deben de ocupar a las autoridades; “Por otra parte, el narcomenudeo creció 18% en el último año. Las incidencias aumentaron de mil 201 a mil 420. Con Vizcaíno en el gobierno, este delito subió 46.76%, pues en noviembre y diciembre de 2021 se contabilizaron 317 incidentes, 101 más que en el mismo lapso de 2020, cuando gobernaba José Ignacio Peralta”.
Pero hablemos de situaciones más recientes, que abonan al contenido de este texto. Desde que se inició el 2022, casi a diario, se puede leer en los portales de noticias locales, los hallazgos de cuerpos, o ejecuciones en plena vía pública, principalmente, en los municipios de Manzanillo, Colima, Villa de Álvarez y Tecomán. Y los comentarios generados entre los lectores, en su mayoría, cuestionan las acciones realizadas por la gobernadora. La molestia es inevitable, porque lejos de “apaciguar” las aguas, cada vez se vuelven más peligrosas.
Tan sólo este martes 25 de enero, se registraron 14 asesinatos; siendo 9 de ellos, resultado de una riña en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de Colima, integrantes de dos grupos delictivos, esto de acuerdo con las declaraciones en cadena nacional del Secretario de Seguridad Pública del Estado, Manuel Llerandi Ruiz.
Lo anterior queda grabado en la memoria colimense como uno de los hechos más sangrientos ocurridos en el lugar. En otras ocasiones, fueron revueltas o intentos de motín, pero ninguno había llegado a un número tan elevado de reos fallecidos.
A simple vista, se podría decir que lo ocurrido en el Cereso no tiene relación alguna con lo que pasa en las calles de Colima. Sin embargo, desde mi punto de vista, considero que no es un hecho aislado de la realidad que se vive actualmente, sino, que tiene una relación directa, pues los antecedentes que hay con los estados de Michoacán y Jalisco, se ven reflejado en el acontecer diario.
Hasta el día que redacto esta opinión, el tema del Cereso es una papa caliente para las autoridades, pues no se quieren hacer responsables de ello. Y para variar, muchos actores políticos salen del escondite donde estaban, para aprovecharse de la situación. En fin, la misma historia de siempre.
Regresando al tema central. Es cierto que, cuestionar a un gobierno prematuro con base en los resultados que lleva hasta el momento, podría parecer injusto. No obstante, si la administración estatal no siente una presión social desde ahorita, la situación será igual o peor que la que vivimos con Peralta Sánchez.
Es momento de que vayan pensando en otras estrategias para poder contrarrestar la inseguridad, porque todo parece indicar que dotar con patrullas en comodato, a los municipios, no ayudará mucho. Se necesita firmeza por parte de las autoridades, para poder sacar a Colima de la pesadilla que vive: La bandera de la esperanza brilla por su ausencia.