Por Luis Enrique López Carreón
Dirigente del Movimiento Antorchista en Colima
“Un presidente que no escucha”. Así tituló un artículo el periodista Salvador García Soto que publicó el periódico El Universal el día de ayer, jueves 24 de marzo, refiriéndose a la actitud que constantemente asume el señor presidente Andrés Manuel López Obrador, ante los problemas y dificultades que están consumiendo la gobernabilidad de la nación. Y por lo que vemos hoy, al parecer es cierto. El presidente no escucha. Abundó así el columnista en su trabajo: “El López Obrador [que] como candidato ofreció ser `incluyente y abierto´, atender y escuchar a distintas formas y visiones de entender al país y a la política, se transformó en cuanto se sentó en la silla presidencial, en un hombre de una sola visión: la suya.”
Veamos. No obstante, las innumerables muestras de inconformidad aparecidas en todos los medios por la sociedad en general, ante el cierre definitivo del programa Escuelas de Tiempo Completo (ETC), el atropello a las niñas y los niños más pobres del país se consumó. El tamaño del daño de este atropello presidencial fue descomunal. Al momento de la cancelación de este programa, según datos de la misma SEP, se atendían a 3.6 millones de niños y niñas de 27 mil planteles en todo el país, 19 mil de ellos, eran escuelas indígenas y rurales que tendían niños de muy escasos recursos económicos. Y hoy, creo que ya solo nos queda aprender la lección para lo que viene.
La directora de Incidencia Política y Temas Globales de la organización Save the Children, Nancy Ramírez, se lamentó así: “Nos genera preocupación la cancelación de este programa, porque genera múltiples beneficios, como mejorar el aprendizaje, principalmente en zonas con mayor marginación. Además, disminuye los niveles de desnutrición y permite que más mujeres se integren al mercado laboral”. Luego de sostener que el programa ha sido recomendado por organismos internacionales, como OCDE, UNESCO y UNISEF, destacó que suprimir la extensión de la jornada escolar, desatiende la obligación que la Ley General de Educación les confiere a las autoridades educativas, de establecer escuelas con horario completo en educación básica, lo que está reconocido hasta 2021 en los Lineamientos de Operación del Programa La Escuela es Nuestra. (El Universal, 5 de marzo). Pero ya lo dijo Salvador García Soto: el presidente no escucha.
Aunque, a decir verdad, creo que el presidente escucha sólo lo que conviene a su interés y al de su partido. Primeramente, al anunciar la cancelación del programa en la conferencia mañanera del día primero de marzo pasado, la Secretaria de Educación, Delfina Gómez, argumentó así la eliminación del programa: “Pero tras una valoración sobre las necesidades que presentan las instituciones como agua, aulas y sanitarias que se deben atender, se decidió priorizar estos temas.” (unioncdmx.mx) Es decir, si esto fuera cierto, el mandatario prefiere sacrificar la niñez mexicana para mejorar la infraestructura educativa, en vez de sus obras faraónicas que ya conocemos.
Luego, seguramente que por la campaña oficial que empuja el mismísimo presidente para el reciente proceso electoral de revocación de mandato, a celebrarse el próximo 10 de abril, ahora simula recular en su decisión. “Priva incertidumbre por ETC, ordena el presidente mantener el apoyo”, así se dijo en un medio de circulación nacional. Luego abundó: “…la SEP indicó en una tarjeta informativa que, por instrucciones presidenciales, los apoyos para cubrir estos gastos [los de las ETC), se entregarán de manera directa a las madres, padres de familia, alumnas y alumnos de centros de educación básica para evitar la participación de intermediarios y/o prácticas irregulares” (Excélsior, 24 de marzo). ¿En serio? ¿Para evitar prácticas irregulares? Seguramente que el presidente cree que los mexicanos no entendemos lo que pasa en al país.
Veamos otra nota periodística para entender mejor lo que sucederá con los recursos confiscados a las ETC. Esta nota la leí el día 3 de marzo pasado en el medio Expansión Política, y se tituló así: “La ASF detecta 573 mdp `perdidos´ en el programa La Escuela es Nuestra”. Luego, después de afirmar que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) hizo observaciones sobre la mejora de los planteles durante 2020, el segundo año de operación del programa la Escuela es Nuestra, el medio informó de las irregularidades detectadas.
En la misma nota se lee lo siguiente: “En las observaciones realizadas reportó [la ASF] que no hubo documentación que acredite el reintegro de 9 millones 450,000 pesos, correspondientes a los apoyos otorgados a 40 beneficiarios, que no activaron las tarjetas bancarias en las que se depositaron los apoyos del programa. Además, con la revisión de 1,757 expedientes, se constató que estos no cuentan con documentación que acredite la aplicación de apoyos por 564 millones de pesos; lo mismo en el análisis de 71 expedientes de beneficiarios que recibieron apoyos por un total de 12 millones de pesos. En otros 1,686 expedientes adicionales se constató que tampoco hay documentación que acredite la aplicación de apoyos por 552 millones de pesos.”
Y hay más. “De otros 23 millones de pesos, solo existen `comprobantes simplificados, notas simples de venta o de remisión´ sin que, en la mayoría de los casos, se tratara de planteles en los que, por su ubicación geográfica, se tuviera la necesidad de realizar adquisiciones de bienes y contratación de servicios en comercios, negocios o con personas que no cumplan con los elementos de comprobación fiscal, tal como lo establecen los lineamientos de operación del programa vigentes.”
Entonces, ¿en verdad quiere el presidente y la secretaria de Educación, que creamos que la cancelación de las ETC, fue “para evitar la participación de intermediarios y/o prácticas irregulares”?
No hay de otra. Es claro que el presidente que tenemos es enemigo de la educación. Atenta contra los niños y las niñas porque pretende eliminar el pensamiento crítico, y crear generaciones de futuros obreros y obreras sometidos a los dueños y promotores de la economía de mercado en el país. Urge una cruzada nacional de todos los afectados. Evitemos la tragedia que amenaza desde hoy a nuestros hijos. Estamos a tiempo.