Por Luis Enrique López Carreón

Dirigente del Movimiento Antorchista en Colima

 

Por la temporada de huracanes que está azotando el Pacífico mexicano, lo que digo es totalmente literal, a las pobres familias del municipio de Tecomán, les está lloviendo sobre mojado en las humildes viviendas que habitan. Desde aquí les manifiesto mi sincera preocupación y mi decidido apoyo; sus compañeros antorchistas estaremos siempre al pendiente y a la orden para lo que se ofrezca. 

 

Pero no es esta la tragedia mayor, a la que deberán enfrentarse ahora los numerosos grupos de familias desamparadas de ese municipio, que además de todo, carecen también de vivienda propia. Sucede que, según los gobiernos morenistas municipal y estatal de ahora, dicen que los gobiernos neoliberales de antes, gobernaron tan mal y con tanta corrupción robándose todo y de todo, que ahora, por más que quieran ellos, los de Morena, ayudar a los más pobres y desamparados, no lo pueden hacer, porque la ley se los prohíbe, y, además, “todo se llevaron los que se fueron”. Es decir, que, entre neoliberales y morenistas, para el pueblo siempre es la misma. 

 

Trataré de exponer algunas ideas, aunque sea en términos generales, para intentar ilustrar mejor lo que ahora digo. 

 

Tecomán es uno de los diez municipios del Estado de Colima, y, después de Manzanillo, Colima y Villa de Álvarez, es también uno de los más grandes e importantes por su población y aportación económica estatal. Según el Censo de Población y Vivienda 2020, el municipio sumaba una totalidad de 116 mil 305 habitantes, donde el 50.2% son mujeres, y el 49.8% restante son hombres. No obstante que, este municipio es uno de los que albergan la mayor cantidad de trabajadores agrícolas, es también uno de los que albergan el mayor número de pobres en todo el Estado. 

 

El 21 de agosto de 2019, el portal grieta.org.mx, publicó una nota en la que afirmaba así:” En pobreza laboral el 43% de los trabajadores de Tecomán”. La nota dice que, según datos del Plan Municipal de Desarrollo, elaborado por la administración municipal de entonces, y publicado en el Diario Oficial del Estado el 26 de enero del año que se refiere, de las 55 mil 441 personas que se tenían registradas como ocupadas, es decir, trabajando, el 10.5% ganaba por su trabajo un salario mínimo; el 36.5%, de uno a dos salarios mínimos; el 48.94% ganaba más de dos salarios mínimos; mientras que del 4.6% restante, no se especificaba la situación de sus ingresos. 

 

Del total de la población municipal ya mencionada, la nota afirma que el Plan evidencia que la pobreza y el rezago social son retos pendientes de la administración pública municipal; donde se reconocen en Tecomán 51 Zonas de Atención Prioritaria Urbana (ZAP), dado que el 11.2% de la población presenta carencias por acceso a los servicios de salud; el 5.3% mostraba carencia por material de piso en la vivienda. Y que, además, el 16.1%, es decir, algo así como 18 mil 725 personas presentan carencia por hacinamiento en la vivienda.  

 

Pero a todo esto último que refiero, habría que sumarle la cantidad de personas que viven en casas rentadas, prestadas, o invadidas, porque los gobiernos nunca les han procurado la oportunidad de contar con una vivienda propia, digna y decorosa.

 

Es en este punto donde conviene retomar el hilo de la opinión con la que comencé este trabajo. Sucedió que, en el mes de marzo del año pasado, un grupo de 250 familias carentes de vivienda y cansadas de vivir pagando renta, se organizaron y le llevaron su petición de apoyo al gobierno de José Ignacio Peralta. Le pidieron apoyo para adquirir un predio con sus propios recursos, lotificar y crear ahí una colonia popular para sus hijos. El mandatario, aun sin saber lo que le tenía reservado la historia, instruyó al Instituto de Suelo, Urbanización y Vivienda (INSUVI), para que pusiera a disposición de los solicitantes, un predio de 5 hectáreas de su propiedad, ubicadas en las orillas de la ciudad de Tecomán, y les hiciera además una propuesta de lotificación y modificación del Programa de Desarrollo Urbano (PDU) de la ciudad. 

 

Todo se hizo tal como instruyó el señor gobernador. Y, además, el INSUVI entregó también una corrida financiera a los solicitantes, que implicaba el costo total del predio: 11 millones 600 mil pesos por las 5 hectáreas, con un plazo de pago de tres años; es decir, algo así como 2 millones 320 mil pesos por hectárea, lo que significaba un costo aproximado por lote, de 58 mil pesos por cada uno. Visto así el problema, no cabía entonces la menor duda de que, por fin, 250 familias pobres de Tecomán contarían con un lugar donde edificar su humilde, pero propia, vivienda.

 

Pero vino el proceso electoral del año pasado, y con él, la derrota del partido del gobernador Peralta Sánchez, y el triunfo de la morenista Indira Vizcaíno. Tan luego de esto, el gobernador comenzó a intentar, aunque fallidamente dado la magnitud de los faltantes, a remediar todo lo que pudiera implicarlo en responsabilidades judiciales y de cualquier tipo. Y fue aquí donde se apareció la tragedia de los solicitantes de vivienda de Tecomán.

 

Sucedió que el Gobernador, y todo su gobierno, decidieron, violentando los procedimientos legales correspondientes, además del carácter social que todo implicaba, pagar al Instituto de Pensiones de los Trabajadores del Estado (IPECOL), viejas deudas, precisamente con varios de los terrenos que eran propiedad de INSUVI. Y de la noche a la mañana, las 5 hectáreas comprometidas a familias solicitantes de vivienda de Tecomán, fueron a parar con todo y escritura a manos de IPECOL, quien ahora pretende ofertarlas al mejor postor. He aquí la otra lluvia sobre lo mojado de los pobres de Tecomán.

 

Pero los solicitantes acudieron en búsqueda de la gobernadora, sabedores del eslogan aquel de: “primero los pobres”. Sin embargo, ¡triste realidad la que descubrieron! Hoy hace más de siete meses que la gobernadora no les da la cara ni por asomo. No hay funcionario que no hayan visto ya, que no les haya dicho cuánta razón les asiste, y cuánta justicia. Pero nada más. Y el colmo de los colmos es, que el gobierno que hoy se dice de los pobres, avale un atropello contra los pobres de Tecomán, argumentando que no puede atropellar, el atropello que cometió anteriormente el gobierno neoliberal que tanto critica. Pero el pueblo se cansa, y entonces lo verán actuar. Que conste.

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