Por Itzel Sarahi Rojas Rivera
Dirigente Antorchista en el Seccional Colima

El periódico Diario de Colima, con fecha del 14 de agosto de 2021, mencionó lo siguiente con respecto a la pobreza en nuestro Estado; “El 53. 6 por ciento de los colimenses padece algún grado de pobreza, según la medición del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo social (Coneval) correspondiente a 2020. […] El Coneval señala que el número de personas que sufren algún grado de pobreza en la entidad asciende a 392 mil 100, es decir, poco más de la mitad de los 731 mil 391 habitantes en Colima. El número de personas con al menos una carencia social pasó de 454 mil 800 en 2018, a 437 mil 300 en 2020”.

El mismo medio, también menciona el aumento de la pobreza laboral en Colima: “El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) informó que en el primer trimestre de 2020 aumentó la pobreza laboral en el estado de Colima, en comparación con el último trimestre de 2019. La dependencia menciona que Colima es la entidad que presenta la mayor caída en el país, en lo que se refiere a la cantidad de personas que tienen un salario insuficiente para adquirir la canasta básica alimentaria. Detalla el Coneval que, en el último trimestre de 2019, el 23.6 por ciento de la población colimense tenía un ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria, lo que también puede considerarse pobreza extrema por ingresos”.

A pesar de que Colima es un Estado muy pequeño en habitantes y en territorio, se muestra la realidad por la que, sin temor a equivocarme, es la realidad de todos los Estados del país, donde reina la pobreza y la informalidad, a pesar de que los gobiernos se empeñen en maquillar las estadísticas y clasificar la pobreza en diversas carencias sociales, pero que al final, la pobreza no deja de ser pobreza por el simple hecho de llamarla de otra manera.
Pero mi preocupación radica principalmente en que la situación económica de nuestro país es cada vez más complicada, sumada a la pobreza en la que viven de por sí, ya muchos mexicanos. Veamos.

Datos del portal web La Jornada menciona lo siguiente: “Ante presiones en los alimentos, tanto procesados como frescos, así como el continuo incremento en los precios agropecuarios y de combustibles, la inflación general en México registró su nivel más alto desde enero de 2001, cuando alcanzó una variación de 8.11 por ciento. […] La inflación de junio de este año es, además, la más elevada para un mismo mes desde 2000, cuando alcanzó 9.41 por ciento, según cifras del Inegi”.

“En los últimos 12 meses, la presión sobre los precios al consumidor en México proviene de productos que son indispensables para la población como los alimentos, con un alza anual de 13.4 por ciento; el pan, con un alza de 19.1 por ciento; tortilla, 14.5 por ciento; leche, huevo, gasolina bajo octanaje, tarifas aéreas o restaurantes, con incrementos de 13.1, 24, 7.3, 2.5 y 9.5 por ciento, respectivamente”.

Con la inflación que vive nuestro país, los productos de la canasta básica aumentarán de precio como se menciona anteriormente, aunado a la pobreza de miles de mexicanos, esta se agudizará de manera alarmante, lo que enviará a millones de mexicanos a la pobreza extrema.

Sumando a esto, las desgracias que ya de por si vive el pueblo trabajador de México, es decir, la nueva ola de covid- 19 que en los últimos meses ha repuntado en los contagios y que ha causado y causará la muerte de más personas en todo el país. También la violencia desatada en diversos estados de la república, que no se ve el fin de la interminable guerra entre carteles, que ha dejado muerte y desolación a su paso.

No hay duda, hoy más que nunca se necesita la organización de todos los mexicanos para garantizar una vida digna para todas las familias, erradicar la pobreza, es erradicar los males del país.

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