Por Luis Enrique López Carreón Dirigente del Movimiento Antorchista en Colima
En términos muy generales, he visto que se define a la incongruencia como una conducta negativa que suele adoptar el ser humano en determinadas circunstancias de su vida. Que, incongruente, se le llama a la persona cuando todo aquello que dice o promueve, carece de sentido, coherencia o conexión lógica con lo que hace. Por tanto, podemos decir entonces, que es la práctica misma tangible del individuo, la que define siempre el grado de congruencia o incongruencia con la que se conduce en la sociedad.
En Colima, en los días que corren, se ve venir un supuesto conflicto político que pondrá a prueba la congruencia o incongruencia con la que suelen conducirse, por un lado, la gobernadora del Estado, Indira Vizcaíno Silva y todo su gabinete gubernamental de la transformación, y por el otro, el líder del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado (STSGE), Martín Flores Castañeda y sus seguidores. Conocer y entender bien el desenlace de este supuesto conflicto irreconciliable que se avecina, nos permitirá comprender también un poco, cuando menos un poco, la esencia de lo que significa realmente el gobierno de la cuarta transformación, por un lado, y por el otro, la esencia misma de la oposición política en los años venideros.
Todo empezó cuando el STSGE, conforme a su derecho, la ley y sus funciones, demandó al Gobierno del Estado un aumento salarial y prestaciones por el orden del 7% en total. Por su lado, en una decisión totalmente unilateral, la parte patronal ofreció otorgar solamente el 3% de incremento salarial. Se sabe que la misma situación priva para los trabajadores de algunos ayuntamientos, del sector salud y de educación. Los que saben de esto, dicen que la gobernadora se está metiendo en “camisa de once varas” al tener detenidas las negociaciones hasta ahora, pues varios líderes sindicales anunciaron la semana pasada, que está por concretarse una Confederación de Sindicatos en defensa de los derechos de los trabajadores, que no están siendo respetados por la gobernadora.
La congruencia de Martín Flores es la incongruencia de la Gobernadora. La petición del 7% de los trabajadores demandantes, según dicho de sus líderes, está amparada en el incremento que han sufrido los productos y tarifas de servicios a causa de la inflación en este año, pues, a decir de una nota publicada por el medio El Financiero del día de hoy, 22 de julio, “la inflación está por las nubes”, pues se ubica en un 8.16% en la primera quincena de julio. Es decir, no hay duda que la razón les asiste a los gremios demandantes, pues el 3% ofrecido por la Gobernadora, es una total incongruencia conforme al incremento de la inflación.
Pero, según denuncia del líder del STSGE, la incongruencia de la Gobernadora no está sólo ahí. El medio local Diario de Colima del día martes 20 de julio pasado, reprodujo la denuncia de Martín Flores con el título: “¿Y la austeridad?”, donde dijo que el líder denunció que, la Gobernadora y 23 funcionarios de primer nivel se incrementaron salarios en porcentajes del 25 al 63 por ciento; “…la gobernadora tiene un incremento de 36.5 por ciento en su salario, lo que representa 35 mil 137 pesos. Antes ganaba 96 mil 374 pesos y a partir del incremento 131 mil 511 pesos” (Diario de Colima). Si esto es cierto, como tal parece que lo es, no hay duda de que el 3% de incremento que se ofrecen a los trabajadores es nada, comparado con el 36.5 % de incremento que denuncia el líder sindical.
Pero el gobierno del Estado también dijo lo suyo. Ya desde el día 5 de julio pasado, la gobernadora había fijado su posición sobre el tema en un medio local: “Sólo 3% de aumento” así dijo el medio y publicó la declaración de la gobernadora: “Indira Vizcaíno fue enfática al explicar que la decisión que se tomó de sólo el 3 por ciento, es el resultado de un análisis de la situación financiera” (Diario de Colima). Conociendo “la situación financiara”, y si no conociéramos ya la denuncia que hizo Martín Flores, diría yo que aquí hay congruencia. Pero ya vimos que no.
Por otro lado, fue el subsecretario de administración del Gobierno del Estado, Víctor Torrero, quien en la rueda de prensa que llaman “Diálogos por la transformación”, salió a dar la cara en defensa de la gobernadora y los funcionarios señalados por Martín Flores. El subsecretario aclaró que no fueron aumentos los que se autorizaron a los funcionarios, sino “ajustes de salarios”. Dijo así: “El ajuste implica una re nivelación que ha permitido que el gabinete no haga erogaciones de las que antes estaban acostumbrados” (Archivo Digital Colima, 21 de julio). Muy bien, pues entonces que se haga también un “ajuste” del 7% al salario de los trabajadores del Estado. Y asunto arreglado.
Pero dijo algo más el subsecretario que conviene recoger. “Esta información que se difundió tiene en buena medida, un contexto actual de cambio en la dirección del comité directivo Estatal del STSGE”; “…el papel y desempeño del líder sindical me queda claro que no ha sido algo que se caracterice por tener conductas correctas” (mismo medio). Es decir, que, en vez de que el subsecretario aclare bien a bien y desmienta lo que denuncia Martín Flores, recurre a tratar de descalificar su denuncia descalificando su calidad moral. Aunque esto no está nada mal, carece de lógica. No estoy yo para defender aquí a Martín Flores, ni creo que él lo necesite ni lo merezca. Pero si el subsecretario quiere contribuir a la verdad, primero debe aclararnos la denuncia que se les hace, para después poder denunciar a su vez también lo que él quiera.
Finalmente termino. Si Martín Flores y sus seguidores, reclaman hasta conseguir el incremento del 7% para el salario de los trabajadores, será esa una actitud muy congruente y justiciera, y demostrarán entonces la incongruencia del Gobierno de la 4T. Pero si negocian y aceptan el 3% de incremento o algo parecido, a cambio de conservar el Comité Directivo estatal del STSGE, como denuncia el subsecretario de administración, entonces esa, no sólo serán una actitud incongruente, sino, además, traidora a los trabajadores que les confiaron su suerte. Ya veremos.