Por Luis Enrique López Carreón
Dirigente del Movimiento Antorchista en Colima
En un trabajo anterior a este, me referí a los resultados tangibles que han traído para los colimenses las visitas presidenciales del mandatario Andrés Manuel López Obrador. Dije que, cuando menos en materia de seguridad, el presidente no solo no cumplió lo que prometió, sino que, por el contrario, el abandono presidencial en este tema en Colima, ya no tiene comparación alguna.
Por los datos que aporté en el trabajo que refiero, concluí diciendo que, cada vez queda más claro y al descubierto que las visitas del presidente no han resultado precisamente, como aseguró la gobernadora Indira Vizcaíno en un medio local: “siempre han dejado beneficios a Colima y a los colimenses” (El Noticiero, 5 de agosto). Aunque, si al hablar de beneficios para Colima, la gobernadora se refiere sobre todo a la “absoluta confianza” que pregonó el presidente para su gobierno, tal vez tenga razón. Pero, si al hablar de beneficios para los colimenses, olvida a propósito la inseguridad tan alarmante en que vivimos ahora, eso ya no es cierto; es más una insolencia.
Pero veamos cuáles fueron las promesas presidenciales de la visita del sábado pasado, conforme a algunos medios locales: “anunció la conclusión de la autopista Colima-Guadalajara que se entregará en diciembre; ampliación de dos carriles más en la autopista Colima-Manzanillo y que toda sea de 6 carriles; rehabilitación de carreteras estatales en los diez municipios; modernización del acueducto Armería-Manzanillo e inmediatamente después el acueducto Zacualpan; alcanzar 100% en servicios de salud para que Colima sea ejemplo nacional; entre otros temas que analizaron en reunión privada, la gobernadora y funcionarios federales…” (ADN Archivo Digital, 8 de agosto). Muy bien. Muy bonito y todo, pero, ¿y qué, sobre el combate de la inseguridad?
Dado que no podemos saber qué temas se trataron en esa “reunión privada”, entonces podemos suponer, que, para dar solución a los bloqueos que los familiares de personas desaparecidas hacen en el libramiento Ejército Mexicano, frente a la Fiscalía (FGE), que, en realidad es la parte de la autopista Manzanillo-Guadalajara que pasa por la capital colimense, nuestros mandatarios concluyeron que, ante esto, lo urgente es una “ampliación de dos carriles más a la autopista”. Seguramente pensaron, que, con un mayor tamaño de la vía a bloquear, las personas que reclaman justicia para sus familiares desaparecidos, desistirán así de su intención de bloquearla.
Pero ya hablando en serio, por todo lo que ya miramos hasta aquí, yo sostengo que el presidente vino a Colima con dos propósitos fundamentales, pero no confesados: 1) fortalecer la estructura electoral que está construyendo para la elección que viene, en torno a la figura de la gobernadora Indira; y 2) garantizar los ingresos que para su gobierno aporta el Puerto y la Aduana de Manzanillo, pero sobre todo, dar garantías al gobierno de EE.UU., para que sus mercancías que entra y salen del Puerto, circulen libremente por la autopista Manzanillo-Guadalajara con rumbo al norte del país, sin contratiempos a causa de los bloqueos carreteros. Que esto puede ser así, nos lo dicen con claridad dos hechos tangibles que a continuación quiero referir.
Primero. Dije que, para fortalecer su estructura electoral en Colima, el presidente acude a fortalecer la figura de la gobernadora Indira Vizcaíno, que, en materia de seguridad y en su trato con el Sindicato de trabajadores del Estado (STSGE), es muy evidente que no da una; sin olvidar el pataleo político que de cuando en cuando opera en su contra la presidenta municipal manzanillense, la también morenista Griselda Martínez. Fue por esto que, lo más protagónico de su presencia y de su discurso, López Obrador se lo llevó a Manzanillo, es decir, lejos de las protestas por la inseguridad, y lejos también del epicentro del poder del STSGE.
Y lo esencial de la visita, prueba de lo que ya dije, lo vimos y oímos casi al final de su discurso: “Quiero que quede muy claro aquí en Manzanillo, para que no se confundan los caciques políticos de Colima, un mensaje muy claro, le tenemos toda la confianza, absoluta confianza a la Gobernadora de Colima, Indira Vizcaíno” (Archivo Digital Colima). Y, para que esto no sonara falso o le faltara contundencia, el presidente antecedió su dicho con una amenaza y sentencia, a manera de provocación, contra los trabajadores insumisos del STSGE y otros, que demandan un 7% de aumento a su salario, y que se encontraban protestando ahí en el evento: “Ahora sí los veo muy gallitos a los líderes charros, defendiendo supuestamente a los trabajadores. ¿Y qué hacían cuando había 80 mil trabajadores trabajando por contrato? ¿Qué hacían en favor de los trabajadores? Nada, robar y robar” (El Universal, 6 de agosto)
No estoy yo para defender a los líderes sindicales aludidos por el presidente; pero, si sus compañeros no ven en esta provocación presidencial una amenaza para sus líderes, por el reclamo al aumento salarial, entonces no ven nada. Llegó la hora de ver de qué está hecho el STSGE. Porque, por lo que sabemos, ya el mismísimo secretario de Gobernación, Adán Augusto, se sumó y respaldó a la negativa de la gobernadora, en cuanto al aumento demandado. ¿Qué sigue?
En segundo lugar, dije que el presidente vigiló con su visita, sobre todo, las garantías que se comprometió a ofrecer al gobierno de Estados Unidos y sus empresarios, en cuanto al trasiego seguro de sus mercancías que entran y salen del Puerto. Aquí, la preocupación principal han sido los bloqueos carreteros por obras, pero, sobre todo, los bloqueos generados por la falta de seguridad, como ya lo hemos visto.
En cuanto a los bloqueos por obras, ya vimos como el presidente prometió concluir el segundo cuerpo de la autopista Guadalajara-Colima, además de ampliar a seis carriles de Manzanillo-Colima. Pero los bloqueos de familiares por causa de la inseguridad, esto ya es un tema sumamente preocupante para nuestros vecinos del norte. Tanto así, que el mismísimo embajador de los EE. UU. en México, Ken Salazar, negoció con AMLO citar en Manzanillo el pasado 9 de agosto, a la gobernadora Indira Vizcaíno para tratar seriamente este tema. Los medios dijeron que el embajador, “[…] ofreció el respaldo del gobierno norteamericano para recuperar la seguridad en el estado de Colima”. Yo digo que el respaldo que ofreció el embajador fue más bien para recuperar la seguridad de la autopista. ¿Qué harán para impedir los bloqueos carreteros por parte de los familiares de desaparecidos? ¿Va nuestra soberanía a cambio de seguridad? Ya sólo eso nos faltaba.