Por: Ulises Morfín Meza

18 de diciembre de 2022, 9:00 horas en México,el mundo del futbol, con sus simpatizantes y otros no tanto, se paralizaba. Paralizado, tal y como quedaría su servidor, dos horas y 30 minutos después. Para ese entonces, Argentina y Francia empataban en el tiempo regular y se iban a tiempo extra, situación que sólo la sabía porque la aplicación de Google de mi celular me avisaba del minuto a minuto. De aquella final de Qatar 2022 solo vi el primer tiempo, cuando mi mamá -que en ese entonces estaba en cama en el Hospital General de Zona 1 del IMSS de Villa de Álvarez,Colima- estaba dormida y descansaba. Redacto esto mientras pienso ‘Y no, no es queja. Si se volviera a repetir la situación, no me arrepentiría, en lo más mínimo, de perderme aquella final’.

Antes de aquel empate entre francés y argentinos, estaba feliz con aquel primer tiempo de Argentina, Lionel Messi de penal y Angel Di María tras una jugada extraordinaria, ponían los tantos que les daba el campeonato (momentáneo) y con ello el pronóstico que su servidor venía haciendo, desde antes del mundial -y hay videos de análisis para comprobarlo- se estaba cumpliendo.

Mientras se jugaba la segunda parte del Argentina vs Francia, mi madre me pidió acercar el cómodo para hacer del baño, ya le costaba trabajo pararse para ir al sanitario; ese día fue aún más difícil de lo que venía siendo en días anteriores, sin duda, era un presagio de lo que se venía más tarde. Después le di de comer un poco, algo de papillas, un poco de jugo, té y dos cucharadas de gelatina; ya comía muy poco -le costaba pasar bocado y decía que le dolía su estómago-. Para ese entonces, en el tiempo extra, Lionel Messi marcaba el 3-2 que les daba el campeonato momentáneo a la albiceleste, esa fue la última notificación que vi del minuto a minuto que me mostraba mi teléfono.

11:35 del 18 de diciembre de 2022, llegó el doctor hasta la cama 349 -ahí donde reposaba mi madre y número que días más tarde, el 22 de diciembre para ser exactos lo veríamos de nuevo, pues mi mamá falleció a las 9:34 de aquel día- con mucha preocupación le comenté al especialista que mi madre ya no comía y se veía muy deshidratada, al ver mi desesperación me dijo: «ahorita le vamos a aplicar un suero vitaminado», después de un «podemos hablar aparte», ahí supe que lo peor podía venir y sí, así fue. Respiró hondo y de su boca salió la expresión que nadie desearía escuchar: «su paciente tiene cáncer en el hígado y es terminal».

-¿Cuánto tiempo le queda? Pregunté.
– Pueden ser seis meses o puede ser menos, en cualquier momento, dijo.

Tragué saliva, me hice fuerte, aunque tenía un poco los ojos llorosos seguí; mi mamá quería comer un poco más y hacer del baño después. Pasaron esos minutos sin que parara de retumbar en mi cabeza la noticia que había recibido. Pensaba mil y un cosas, entre ellas que mi papá y mi hermano estaban juntos viendo la final, en la que Messi, uno de los máximos ídolos de nuestra infancia podía al fin levantar una del mundo, y que el día que estaba destinado a ser uno de los más felices se convertiría en uno de los más tristes de nuestras vidas. Pensaba, que mi hermana estaba con su esposo y con su bebita de escasos meses de nacida, y que la pequeña apenas había salido de estar grave y casi morir. No sabía cómo actuar, si decir, si quedarmelo.

No dejaba de preguntarme en cómo le iba a decir a mi hija, que su compañera de vida y de viajes por todo México, a través del voleibol -deporte que mi mamá practicaba- que su «mami Nena», como ella la llama, podía irse en cualquier momento.

Pasaron escasos cinco minutos y no pude más, fui por el celular, me alejé de la cama de mi mamá y llamé a mi papá: «ponga el altavoz, voy a decirles algo», le dije. Al fondo se escuchaba el partido, desconozco si para ese entonces estaba empatando el partido Kylian Mbappé en el tiempo extra o estaban a punto ya de decidir quien comenzaba a patear los penales, ya desconocía del tiempo en el que iba el partido e importaba poco y nada, la frase «el futbol es lo más importante de lo menos importante» tomaba tanto sentido.

Con la voz entrecortada proseguí: «el doctor ya vino, me explicó que mi ma’ tiene cáncer en el hígado y es terminal, que puede durar 6 meses o menos, que puede irse en cualquier momento». Luego marqué a mi hermana y después a mis tíos. Después me paralicé, no pude terminar el turno cuidando a mi mamá, tuvo que relevarme mi padre, la noticia había causado tanto impacto en mí.

No paraba de preguntarme en mi cabeza «¿Porqué mi mamá? ¿Porqué otra vez cáncer? Si ella ya había enfrentado el de mama en 2019 y seguía en tratamiento». Pasaron un par de horas, tomé de nuevo el celular para distraerme vi algunas redes sociales y sí, la hazaña de Lionel Messi y Argentina se había concretado, eran campeones del mundo y para ser sinceros no tenía manera de reaccionar.

La palabras «cáncer terminal en el hígado, puede durar 6 meses o menos, puede irse en cualquier momento», no dejaban de sonar. Eran como las 12 o 1 de la tarde, cuando mi padre y mis hermanos llegaron afuera del hospital, con el sol a plomo, nos dimos un abrazo fuerte; para ese entonces en Qatar, quizás Messi y compañía estaban dando la vuelta, con el trofeo, por todo el estadio. Ahí fue cuando fui honesto y les dije: ‘no puedo seguir aquí, tengo que salir’. Mi papá tomó mi lugar y me fui a casa.

Días más tarde, llévamos a mi mamá a qué pasara, lo que fueron sus últimos días, a casa. Infinidad de gente la visitó, mi mamá se había convertido en una leyenda del voleibol en Colima, por ello ahora un torneo llevará su nombre. Mientras pasaban aquellos días, vi muy poco las redes sociales, pero entre lo que vi fue algo de polémicas de aquel partido y que había sido un extraordinario encuentro, según lo calificaban. Ahora solo pienso que pronto estaré listo para ver lo que me faltó. Mientras tanto, apunto de concluir este texto, mirando al cielo, tengo la esperanza de que mi mamá esté ganando el último set del voleibol.

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