*Las conductas dañinas, dice la psicóloga Myriam Macías, al principio parecen aceptables, como jalarse el cabello, cortarse las uñas hasta sangrar, rascarse, pincharse con algo o hacerse pequeñas cortaduras que parecieran accidentales.

 

Para fortalecer las conductas de autocuidado en los estudiantes, dijo en entrevista la psicóloga Myriam Macías Cruz, las y los docentes “deben saber identificar dónde hay conductas de riesgo, autolesivas y dañinas, y una vez hecho esto le pueden dar más peso a las conductas de autocuidado y a los factores protectores”.

 

Ella, junto con la también psicóloga Patricia Liliana Murillo Chacón, ambas del departamento de Desarrollo Humano del Centro Universitario de Bienestar Integral (CUBI) de la Universidad de Colima, imparten el curso-taller: “Prevención de conductas autolesivas a través del fortalecimiento de vínculos emocionales”, a docentes del nivel medio superior y superior de esta casa de estudio, como parte de las Jornadas Académicas 2023.

 

Myriam Macías explicó que, cuando las y los alumnos ha crecido en un contexto de ambiente poco favorecer, “con muchos aspectos que abonan al riesgo, empiezan a presentar conductas de ansiedad, cambios en el estado de ánimo, alimenticios y en las conductas de socialización, y comienzan a tener conductas dañinas que al principio pudieran parecer aceptables, como por ejemplo jalarse el cabello, cortarse las uñas hasta sangrar, rascarse, pincharse con algo, pequeñas cortaduras que parecieran accidentales y que poco a poco se van haciendo más grandes, y aunque éstas no llegan a poner en riesgo la vida, si afectan su funcionalidad”.

 

Los profesores o profesoras, agregó, no necesitan ser psicólogos para acercarse a un alumno, escucharlo y reducir este riesgo; “la mayoría de nuestros estudiantes lo que necesitan es que los escuchen, no es necesario darles un consejo o una solución, basta con que sepa que hay alguien que está interesado en lo que le está pasando, pero muchas veces como profesores nuestros compromisos laborales o con los contenidos académicos nos limitan a dar espacio para la escucha”.

 

En este sentido, el primer paso que debe dar el docente, detalló, es saber escuchar e identificar quién necesita ser escuchado para tener empatía y establecer esa conexión de mayor confianza con la o el estudiante.

 

Con esta idea, compartió por último Myriam Macías, el curso-taller tiene la finalidad de que las y los profesores sepan identificar las conductas autolesivas o dañinas, y una vez que identifiquen y clasifiquen dichas conductas en su contexto, podrán desarrollar la mejor estrategia para apoyar a las y los jóvenes. 

 

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