El pasado viernes 28 de abril del presente año; la Universidad de Colima y el CUBI (Centro Universitario de Bienestar Integral), organizaron la fiesta de y para la familia universitaria; quiero creer que, en un solo evento, festejaron el día del niño, el próximo día de la madre y, de pasadita, el nunca recordado día del padre.

La gente que tenemos checador, en la Universidad de Colima, pudimos ir a poner el dedo a las dos y media de la tarde, así lo hice, decidí quedarme a comer en el Campus y no ir hasta mi casa, porque iba a perder mucho tiempo en ir y venir; ese día mi hijo estuvo en actividades en la universidad desde temprano, en lo que han denominado Loromanía, que son actividades para esos viernes de «consejo técnico que yo diría, más bien, es «consejo rudo»

Terminé de comer y pasé a recoger a mi hijo. Lo había dejado con sus abuelitos, cerca, muy cerca, muy, muy cerca de la universidad. Descansamos un poco de la tremenda «calor» y, ya entrados en ánimo, desde las cuatro y media hicimos una breve fila para poder ingresar.

La mamá de la criatura, también universitaria, nos dijo que ella nos alcanzaba en la explanada del polideportivo. Así que allá fuimos.

A las cinco en punto, como decía el boletito, empezaron a darnos acceso. Por afuera, mientras esperaba, pensé que la universidad había aventado la casa por la ventana en cuanto a gastos y organización para este evento que reunió a todos los miembros de la familia, ese era el objetivo.

En cuanto entramos mi hijo, que casi no tiene ojos, se puso muy contento al ver a Mario Bros y, de pasada a Luigi, con ambos se tomó la foto, son sus personajes favoritos, tiene su Nintendo Nes, tiene un 400 Games (una consola portátil que tiene, entre otros, el juego de Mario, el contra y algunos más), tiene un Nintendo Switch donde el juego principal es el Mario y el Kirby; su cartera tiene el diseño de un control de la consola de Nintendo de 1985, tiene un Mario de peluche (vamos por el Luigi) y una de sus almohadas también tiene diseñado un control de la misma consola.

Al continuar nuestro camino nos topamos con un tipo feria, a Richy le gusta jugar a las canicas y fuimos, se ganó un premio; fuimos al basket, tiró tres veces y se ganó otro premio, se dio cuenta de que en dos juegos ya llevaba dos premios, buenos premios y, lo mejor, yo no había gastado un quinto, en la feria ya tuviera cien pesos menos, acá no llevaba gastado un quinto, amén de que le dije a los chicos/as que estaban apoyando que, si los juegos tenían algún costo, me dijeron que no. Muchas gracias por ello Universidad de Colima.

Fuimos a otros juegos donde ya no ganamos nada, por malos, porque no tenían premio, por lo que sea, pero creo que con dos premios ya teníamos de sobra. A mi hijo, como a muchos niños/as les encantan los brincolines y el que había ahí medía 50 metros y allá fuimos. En ese ir y venir saludamos a amigos/as, compañeros/as de trabajo que me decían, maestro esto, maestro aquello, maestro esto otro yo a todos/as saludo con el mismo entusiasmo así los haya visto apenas unos minutos en la facultad a la que estoy adscrito.

El brincolín tampoco tenía costo, los juegos mecánicos tampoco, todo era gratis, repito, en la feria, llevaría 300 pesos menos o más. Como es lógico, a mi hijo le dio sed y fuimos por agua, amén de que yo llevaba mi bote con agua natural y caliente, él quería de jamaica y fría; decidió canjear su pozole y empezó a comer y a beber, repito, sin pagar absolutamente nada… Desde hace mucho tiempo me he dado cuenta del gran esfuerzo que hace la Universidad de Colima para organizar todos estos eventos y el dinero que le invierten que no es poco. Así como podemos criticar algunas cosas, acciones de la universidad, también debemos ser claros y precisos al decir que hacen un gran esfuerzo, en tiempos complicados, por la unión familiar, por el convivio y celebrar las grandes fechas.

Sí, nadie se acuerda del día del papá, este festejo lo empezó a hacer la universidad no hace mucho, no con el bombo y platillo que le dan al día de la madre, pero era algo que también estaban llevaban a cabo año con año.

De fondo musical teníamos al Colorado Naranjo, repito, la universidad echó la casa por la ventana para la realización de este evento. La mamá de la criatura llegó al evento, pidió su pozole porque venía hambrienta y disfrutamos de las actividades para los más pequeños y, aunque Ricardo ya tiene seis años, dentro del polideportivo había actividades para los pequeñititos y también para los más grandecitos.

Cuidamos tantito a Estrellita, hija de nuestra compañera y amiga Deisy López y nos metimos a protección civil universitaria donde nos enseñaron cosas que, quizá ya sabíamos, pero que pusimos en práctica ahí, en un simulacro. Volvimos recorrer todo el lugar, jugamos boliche, conecta cuatro, jenga, el pequeño se subió otra vez a los juegos mecánicos y, me hubiera gustado quedarme mucho más tiempo disfrutando al Colorado Naranjo, pero el peque tenía sueño y nos fuimos, al salir, recibió una pelota de esas que están de moda, encienden al botar, había miles de pelotas, una para cada niño y niña.

Me dio gusto ver a compañeros de Tecomán, de Manzanillo, de Villa de Álvarez, las cinco delegaciones reunidas ahí, en un mismo evento, para una misma casa de estudios llamada Universidad de Colima, muchas gracias.

Lo que me preocupó un poco, fue que el clima bajó demasiado luego de estar haciendo un calor intenso, noté como que hasta quería llover y un viento fresco empezó a soplar.

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