Por Luis Enrique López Carreón
Dirigente del Movimiento Antorchista en Colima
Desde mucho antes de que conociéramos en el panorama nacional las consecuencias de un gobierno federal como el que ahora sufrimos, es decir, un gobierno que se dice de izquierda pero que actúa y golpea como la derecha, ya el Movimiento Antorchista Nacional había fijado públicamente su opinión y postura en contra de la desigualdad social que padece el país. Mientras López Obrador decía ya por todos lados desde entonces que el problema de México era la corrupción; los Antorchista dijimos siempre que eso era un error, pues, el problema de la desigualdad social en México es la pobreza.
Pero López Obrador ya es el presidente, y con sus conferencias mañaneras y los medios a su servicio impuso su opinión con la fuerza. Pero la realidad no se deja convencer. El presidente se equivoca; el problema fundamental no es la corrupción. Su mandato fallece y la desigualdad social crece. Hoy hay más riqueza entre los ricos y más pobreza entre los pobres. Y como solución al desastre nos ofrecen la continuidad. Nada más insolente.
Pero el presidente no puede argumentar que lo sorprendió la realidad. Tenía casi 18 años buscando afanosamente la presidencia hasta que la consiguió. ¿Acaso por andar en campaña permanente, no tuvo tiempo de leer, estudiar y analizar la situación de desigualdad social que padecía el país, que tan frenéticamente buscaba gobernar? Esto sería sorprendente.
En los buscadores más populares que abundan en la internet, se encuentra un documento que recomiendo como consulta al tema que hoy refiero, se llama “Desigualdad extrema en México, concentración del poder económico y político”, lo presenta la organización no gubernamental Oxfam México, y es un trabajo del investigador Gerardo Esquivel Hernández, doctor en Economía por la Universidad de Harvard, y miembro del sistema Nacional de Investigadores Nivel III.
En el prólogo del trabajo que refiero, Oxfam dice que, “reveló en el 2014 que 85 personas alrededor del mundo poseen la misma riqueza que la mitad de la población mundial. Para enero de 2015, el número se había reducido a 80. Desde entonces, hemos iniciado un movimiento global en el marco de la campaña IGUALES para alertar a los líderes políticos, a los empresarios y a la ciudadanía que la desigualdad extrema esta limitando los avances en la lucha contra la pobreza.” Muy bien por la Oxfam, gracias. Pero creo que desde entonces ya López Obrador andaba manejando otros datos, por eso fue que hizo de su gobierno el paladín exclusivo contra la corrupción y se olvidó de la pobreza.
Luego se dijo también: “Nuestro país está inmerso en un ciclo vicioso de desigualdad, falta de crecimiento económico y pobreza. Siendo la decimocuarta economía del mundo, hay 53.3 millones de personas viviendo la pobreza. La desigualdad ha frenado el potencial del capital físico, social y humano de México; haciendo que en un país rico sigan persistiendo millones de pobres. ¿En dónde está esa riqueza mexicana? En términos de renta y capital, se encuentra concentrada en un grupo selecto de personas que se han beneficiado del poco crecimiento económico del que ha gozado México en las últimas dos décadas. Así, mientras el PIB per cápita crece a menos del 1% anual, la fortuna de los 16 mexicanos más ricos se multiplica por cinco.” Aclaro yo, que el documento que cito se publicó y difundió en el mes de julio de 2015, pero en lo esencial, la realidad no ha cmabiado mucho.
Y para mostrar como crecía desde entonces la desigualdad en el país, el documento nos ofrece datos acerca de las fortunas de las clases mexicanas económicamente más altas. Veamos. “Conforme a metodos estadísticos obtenidos de declaraciones fiscales procesados por el Sistema de Invetigadores, al 1% más rico de los mexicanos le corresponde un 21% de los ingresos totales de la nación. El Global Wealth Report 2014 señala, por su parte, que el 10% más rico de México concentra el 64.4% de toda la riqueza del país. Otro reporte de Wealth Insight afirma que la riqueza de los millonarios mexicanos excede y por mucho, a las fortunas de otros en el resto del mundo.”
Luego, en el mismo documento se afirma que para entonce, no había crecido aún mucho el número de multimillonarios; hasta entonces se contabilizaban 16. Pero lo que sí había aumentado era la importancia y la magnitud de sus riquezas. “En 1996 equivalían a 25 mil millones de dolares; hoy [en el 2015] esa cifra es de 142,900 millones de dolares. Ésta es una realidad: en 2002, la riqueza de 4 mexicanos representaba el 2% del PIB; entre 2003 y 2014 ese porcentaje subió al 9%. Se trata de un tercio del ingreso acumulado por casi 20 millones de mexicanos. Para darnos una idea de la magnitud de la brecha de la desigualdad social en México, veamos este ejemplo: para el año 2014, los cuatro principales multimillonarios mexicanos podrían haber contratado hasta 3 millones de trabajadores mexicanos pagándoles el equivalente a un salario mínimo, sin perder un solo peso de su riqueza”.
Pero el documento que refiero dice que las implicaciones de lo anterior no son sólo de índole social. Y es cierto. En el informe del 2015 Oxfam dijo así: “Carlos Slim en la telefonía, Germán Larrea y Alberto Bailleres en la industria minera y Ricardo Salinas Pliego en TV Azteca, Iusacell y Banco Azteca; los cuatro, han hecho sus fortunas a partir de sectores privados, concesionados y/o regulados por el sector público. Estas élites han capturado al Estado mexicano, sea por falta de regulación o por un exceso de privilegios fiscales.”
Y lo que pasaba entes, sucede ahora con la Cuarta Transformación en el gobierno: el Estado sigue capturado y entregado por exceso de privilegios fiscales. El medio El Financiero del día 23 de enero de 2023, llamó “Super ricos mexicanos”, a los mismo potentados que desde 2015 han visto cómo se incrementan sus fortunas en medio de la pobreza de las mayorías.
Ante todo esto, a manera de un grito de alerta oportuna, Oxfam dijo en 2015 casi lo mismo que ha sostenido siempre hasta hoy el Movimiento Antorchista: “La brecha entre ricos y pobres nos está haciendo daño; si no se le pone freno obstaculizará la lucha contra la pobreza, y supondrá una amenaza para el crecimiento sostenible de México.” Y luego recomendó: 1) “crear una política fiscal progresiva y una distribución más justa”, es decir, que paguen más impuestos los mas ricos; 2) “El gasto ha de focalizarse en educación, salud y acceso a servicios básicos, en infraestructura”; es decir, reorganizar el gasto social. Y 3), “La política salarial y laboral asimismo debe cambiar: es impostergable fortalecer el nivel de compra del salario mínimo”; o sea, generar más empleo y salarios remuneradores.
Pero Oxfam se dirige a los gobiernos como si el problema tuviera una solución moral; eso es poco menos que predicar en el desierto. Antorcha se dirige al pueblo organizado, es decir, la única solución cientificamente posible para acabar con la desigualdad. Pronto habrá que votar de nuevo por la continuidad o el cambio. Ojalá no nos equivoquemos.