“Las sociedades se modifican todo el tiempo y somos nosotros quienes hacemos esos cambios, nada más hay que abrir los ojos, ver cuáles son nuestras necesidades reales y preguntarnos cómo podemos hacer para solucionarlas en conjunto”, aseguró el académico.
Para darle continuidad al ciclo de conferencias que ofrece el Centro Universitario de Gestión Ambiental de la Universidad de Colima (CEUGEA), “Charlas en el museo: El futuro que nos espera”, este viernes se llevó a cabo en el Museo Regional de Historia de Colima la cuarta ponencia, con la participación del Dr. Eduardo Urzúa Magaña, quien habló sobre “La sociedad y el futuro”. En su charla, desarrolló la evolución del concepto de democracia en la civilización.
En primer término, el académico señaló que, para pensar en la sociedad moderna y la sociedad del futuro, es necesario tener un marco de referencia y que, en cuanto a las naciones occidentales, la antigua cultura griega constituye una de las influencias más grandes: “Aún así, la antigua Grecia no permaneció igual durante su desarrollo histórico, ya que hubo cambios en su estructura social y de gobierno desde su surgimiento, alrededor del siglo X a.C., hasta su caída ante el imperio romano en el año 146 antes a.C.”.
En su periodo más arcaico, añadió, la antigua Grecia se conformó como una sociedad rural y agrícola, mientras que para los siglos VII y VI antes de Cristo se empieza a dar una época de colonialismo, así como una transformación en la estructura social y económica, marcada por un decaimiento de la clase de los nobles aristócratas, quienes son desplazados por los ascendientes de una clase inferior, por nuevos ciudadanos y familias enriquecidas a raíz de la explotación colonial.
Urzúa Magaña dijo que, para la constitución de una ciudad griega, lo que Aristóteles consideraba una verdadera polis, se tomaban en cuenta tres elementos fundamentales: territorio propio no muy grande para controlar mejor posibles invasiones; suficiencia económica, e independencia política expresada en leyes propias: “En el seno de estas ciudades surge el concepto de democracia, para incorporar la participación del pueblo en la administración de los asuntos públicos”.
Señaló que, en esa época, los cargos públicos eran ocupados durante periodos breves y por sorteo, salvo aquellos que requerían de conocimientos técnicos especiales como tesoreros y estrategas militares, esto con la intención de no formar una élite burocrática que monopolizara dichos cargos, sino que constituyera un derecho y una obligación de todo ciudadano griego: “La participación cívica era directa y no por representación, si bien existían facciones que disentían en cuanto a medidas particulares, no existían los partidos políticos a la manera en que los conocemos hoy en día”, expuso.
Tras la caída de los griegos, continuó, quienes tomaron la batuta de la civilización occidental fueron los romanos, estableciendo en su vasto imperio un sistema político muy parecido al de los griegos, en el cual tenían el control de la tierra, de la producción y de la ley. Más adelante, en el siglo XVIII, empiezan algunas transformaciones rumbo a la era moderna, pero aún existen sociedades agrícolas en las que predominan los reyes y las tierras son distribuidas entre personas cercanas a ellos, llamados señores feudales. También existía una clase de siervos y campesinos sin ningún tipo de libertades”.
Asimismo, expuso que parte de los cambios en la estructura social surgieron cuando el comercio empezó a generar más dinero que la agricultura, y los burgueses comenzaron a ganar influencia ante los reyes: “Los burgueses empiezan a tener injerencias en las decisiones de los reyes y se van modificando las circunstancias sociales; la monarquía deja de ser absoluta para ser parlamentaria, mientras que las personas con grandes capitales empiezan a tomar decisiones y a modificar la estructura política”.
De manera simultánea, aclaró, se empiezan a propagar ideas de igualdad social entre los seres humanos, se plantea la desaparición de inequidades fundamentales en la sangre y la raza, se desarrolla la divulgación de las ideas con el acceso a la educación, se reconoce el derecho al progreso de las sociedades y los individuos, y se fundamenta el concepto de Estado nación.
Grandes cambios en la dinámica de las sociedades ocurrieron también, agregó, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, con la Declaración de las Naciones Unidas, integrada en 1942 por representantes de veintiséis naciones, las cuales concretaron sus propósitos y objetivos con la creación de la Organización de las Naciones Unidas en 1945; “también se difunden las ideas de pensadores como Saint-Simon y Charles Fourier, que proponen la construcción de sociedades más igualitarias, en el sentido de que las personas tienen derecho a acceder a mejores condiciones de vida”.
“A mediados del siglo XX empezamos a pensar cada vez más en conceptos como la igualdad, la democracia efectiva y la inclusión de los grupos históricamente oprimidos, entre otros. Nos empezamos a dar cuenta de que la nueva sociedad no está en el futuro, es el presente, porque modificamos constantemente la sociedad con nuestras acciones y decisiones”, comentó.
La principal reflexión de esta charla, dijo para concluir, “es que todos podemos modificar la sociedad con nuestra manera de vivir, con la forma en que vestimos, las cosas que platicamos y las pequeñas decisiones que tomamos día con día. Las sociedades se modifican todo el tiempo y somos nosotros quienes hacemos esos cambios, nada más hay que abrir los ojos, ver cuáles son nuestras necesidades reales y preguntarnos cómo podemos hacer para solucionarlas en conjunto”.
Este ciclo de charlas continuará el próximo 9 de noviembre con la conferencia: “La vida marina”, que impartirá por el académico Christian Ortega, investigador de la Facultad Ciencias Marinas, Concluirá el día 30 de noviembre con el tema “La calidad de vida”, a cargo de Ciria Salazar, de la Facultad de Ciencias de la Educación. La cita es en punto de las 19:00 horas en el Museo Regional de Historia de Colima. Las charlas son para todo Público y no tienen costo.