Por Luis Enrique López Carreón
Dirigente del Movimiento Antorchista en Colima
Por considerar ese un acto de suma insolencia manipuladora a manos del gobierno, no es mi intención referirme aquí al evento de luces, pirotecnia y demás, promovido en la bahía de Manzanillo en las últimas horas del año que recién terminó, para regocijo de los empresarios del turismo, teniendo como pretexto y escenografía gratuita a los miles de personas que, muchas de ellas, no tuvieron más remedio de festejo que acudir a eso que parecía gratuito. No es de estas luces de lo que yo quiero hablar hoy.
Las verdaderas luces que son la causa de emoción, sorpresa y algarabía de todo el empresariado que mora en la ciudad porteña, incluidos sus socios comerciales que dirigen los gobiernos, son menos fugaces y fortuitas y no solo son visibles en la bahía. El Puerto de Manzanillo es una de estas luces que, cual fuego fatuo no deja de brillar, consumiendo día y noche el trabajo de seres vivos, que, como víctima de un sacrificio, acuden a ofrendar su vida a cambio de un mísero salario.
Digamos entonces aquí algo que conviene decir sobre el Puerto. Ya he insistido en otros trabajos como este, algo que conviene repetir: que, hablando de las grandes ciudades del mundo, crecimiento económico no necesariamente implica desarrollo, es decir, crecimiento social. Y Manzanillo, la ciudad que alberga el Puerto marítimo más importante de México y de América Latina para el comercio con Asía, es un ejemplo emblemático de lo que digo.
Primero, veamos las maravillas que se dicen del Puerto en fechas recientes. Un medio local encabezó su nota del día 11 de enero pasado, de la siguiente manera: “Puerto impone nuevo récord, superaron los 3.6 millones en movimiento de contenedores”; y luego se informó así: “La administración del sistema Portuario Nacional (Asipona), dio a conocer las cifras oficiales del cierre del 2023 respecto del año anterior, y señaló que el año pasado se alcanzó una nueva cifra récord en movimiento de Teu`s [contenedores de 20 pies] con 3 millones 698 mil 582, lo que representa un incremento del 6.5 por ciento respecto del 2022, cuando se movilizaron 3 millones 473 mil 852 Teu`s” (El Noticiero).
Luego, líneas adelante en la nota que refiero, se dice algo que en verdad impresiona; pero que también espanta a los ciudadanos manzanillenses que se ven literalmente secuestrados por los camiones de carga pesada. Veamos; “Durante el período enero-diciembre de 2023, llegaron a Manzanillo mil 943 buques, siete más que los mil 936 del 2022; y el 66 por ciento, es decir, mil 290 traían carga contenerizada; 245 buques llegaron con carga general suelta; 190 con granel mineral; 171 manejaron derivados del petróleo; 45 con granel agrícola; 16 eran cruceros, y sólo dos con gas natural”.
Imagina usted, amigo lector, ¿cuántos camiones de carga pesada hicieron falta para movilizar toda esta mercancía que dicen las estadísticas de la Asipona?, y, ¿cuánto espacio ocuparon, y por cuanto tiempo, en los cientos de patios regulares e irregulares que hay ya por casi toda la ciudad? ¿Cuántos accidentes y muertes provocaron a su paso? Y, además, ¿quién va a reparar los destrozos que dejaron con su pesada carga en las diferentes calles y vías de comunicación? Pero la realidad es la realidad, y es seguro que de eso no hablarán las estadísticas oficiales. La mercancía tiene derecho de paso, no importa las vidas que cueste.
Y si algún gobierno externara una tímida protesta entre dientes, los empresarios tienen argumentos infalibles que difunden los medios a su servicio: “Según datos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, el puerto de Manzanillo genera más de 160,000 empleos directos e indirectos, y contribuye con más de 8,000 millones de dólares al PIB nacional. Es un importante motor de desarrollo y de inversión en la región, y ha contribuido al crecimiento de la actividad comercial y turística en la zona.” (Thelogisticsworld.com). Y con esto se pone fin a cualquier discusión.
Y luego, para confundir y calmar a la ciudadanía, y para que soporte toda la actitud depredadora que promueve la actividad del Puerto de manera irracional por casi toda la ciudad, el gobierno municipal también hace lo suyo. La regidora Sara Valdovinos fue la encargada de propalar la píldora endulzada para los manzanillenses. Veamos; “…este año el ayuntamiento podrá ejercer hasta 300 millones de pesos en obra pública, de los cuales 160 millones corresponden al sub ejercicio del presupuesto del 2023, y poco más de 130 millones que corresponden al ejercicio 2024” (El Noticiero, 5 de enero); así dijo la regidora.
Y en la misma nota, como si se diera cuenta que en verdad lo que dice no se corresponde con la realidad que vivieron (y viven) los manzanillenses en todo el año recién terminó, remató así: “…el ayuntamiento porteño cuenta con recursos suficientes para resolver muchas necesidades que se tienen en materia de infraestructura, de obra en colonias y en las comunidades rurales donde hay una gran demanda de mejoras” (mismo medio).
Y entonces, la conclusión es facil de suponer; si en las colonias y las comunidades rurales, “hay una gran demanda de mejoras”, entonces, ¿qué hicieron con todo el presupuesto ejercido en el año 2023?
Termino pues como comencé. El crecimiento económico del Puerto, no significa crecimiento en el desarrollo social de la ciudad. Pero ya se acerca nuevamente el momento de elegir a las autoridades que nos habrán de representar en los próximos tres años, ojalá que en esta ocasión no nos equivoquemosde nuevo. El progreso y mejoría del pueblo, debe ser obra del pueblo mismo, pero organizado. Estaremos atentos.