Es irónico que una mujer que dio tanto amor, haber fallecido, justamente, el día del amor y la amistad. Pero así es la vida, llena de giros inesperados y coincidencias que nos hacen reflexionar sobre el significado del tiempo y las experiencias que atesoramos.
Recientemente, justo el 14 de febrero de 2024 «o por lo menos así está registrada en varios sitios de internet su muerte» nos despedimos de una figura icónica de ese universo: Sasha Montenegro, la vedette italo-mexicana que dejó su huella «una huella imborrable» en la historia del cine nacional y cuya vida fue tan extravagante como las películas en las que actuaba.
Sasha Montenegro no sólo fue reconocida por su talento en la pantalla grande, sino también por su matrimonio con José López Portillo, el entonces presidente de México. Este enlace; que en su momento fue objeto de gran controversia, no sólo le proporcionó fama, sino también una fortuna que le permitió vivir a lo grande cobrando esa pensión. Si bien muchos podrían juzgarla por su asociación con el poder, no podemos negar que supo aprovechar las oportunidades que la vida le presentó.
Quienes vivieron la época de oro del cine mexicano seguramente recuerdan las películas de ficheras en las que Sasha brillaba con luz propia. Esos filmes; con su mezcla de comedia, picardía y un toque de sensualidad, capturaban la esencia de una época única en la historia del cine nacional. Aunque quizás no pertenezco a esa generación, no puedo negar que me he sentido atraído por el magnetismo de Sasha Montenegro, como tantos otros mexicanos y quienes veían sus películas, quienes pudieron quedar hipnotizados/as por sus encantos, belleza y, por supuesto, talento.
Recuerdo la primera vez que vi una de sus películas y me quedé impactado por su belleza inmaculada, en aquello años no entendía mucho de talento. Sin embargo, lo que más me sorprendió fue verla desnuda, con una estética que evocaba los estándares de la vieja guardia, con abundante vello púbico. En una era donde la depilación se ha convertido en norma, este regreso al estilo clásico puede parecer una rareza, pero también es un recordatorio de que la belleza viene en todas las formas y tamaños posibles.
La vida de Sasha Montenegro estuvo llena de altibajos, pero siempre mantuvo una conexión especial con México, país al que consideraba su hogar. Su legado perdurará en la memoria de quienes la admiraron y en la historia del cine nacional y de sus muchos y fieles seguidores, quienes se convirtieron, con el tiempo, en amantes del cine de ficheras y amantes del cine que protagonizaba Sasha Montenegro.
Así que hoy, mientras recordamos a la Reina de las Ficheras «para mí», no podemos evitar sonreír ante sus excentricidades y celebrar el legado que dejó atrás. Porque en un mundo donde todo es efímero, las estrellas como Sasha Montenegro brillan eternamente, recordándonos que la vida, al fin y al cabo, es un espectáculo digno de ser vivido y disfrutado con todas sus luces y sombras.