Por Luis Enrique López Carreón
Dirigente del Movimiento Antorchista en Colima
Desde mucho antes de que el presidente López Obrador imaginara siquiera, que tal vez tenía posibilidades para hacer campaña rumbo a la presidencia de la República con alguna posibilidad de triunfo, en el Movimiento Antorchista Nacional ya teníamos claro la causa principal que generaba, y ha generado desde siempre, la desigualdad social que ha padecido el país casi desde que se le convirtió en colonia española: la causa es la pobreza; dijimos insistentemente donde quiera que pudimos, y desde entonces llamamos a crear un frente común para combatirla. Pero los que aspiraban a dirigir el país hicieron caso omiso.
Cuando el actual presidente arreció frenético su campaña electoral a finales del sexenio pasado, por cierto, después de insistir en ello casi 15 años, echando por delante su insistente promesa de acabar con la corrupción, afirmando que era ésta, y ninguna otra, la causante principal de toda la desigualdad social que padecían ya millones de mexicanos; los antorchistas elevamos la voz y dijimos lo mismo: el candidato se equivoca; la causa que genera la desigualdad social y la corrupción, es la misma: la pobreza. Pero el candidato y su partido ya pecaban de soberbia ciega y de sordera.
Cuando tomó posesión al cargo de la presidencia de la Republica el licenciado López Obrador, y ratificó su intención de hacer de su gobierno un paladín nunca visto contra la corrupción y los corruptos, afirmando que el exterminio de este ancestral mal social le daría millones y millones de pesos a su gobierno, que luego haría llegar como por arte de magia a los más pobres de entre los pobres para sacarlos de la desigualdad social en que han vivido; por enésima vez los antorchistas hicimos uso de nuestra humilde opinión para decir lo que siempre habíamos repetido: la desigualdad social no se acabará nunca acabando con la corrupción, suponiendo que esto sea posible. Conforme a la historia se sabe que, mientras haya pobreza habrá corrupción y desigualdad. Pero el presidente de aquel entonces, ya era el presidente que todos conocemos ahora.
Y hoy, a poco menos de 50 día de que López Obrador deje la presidencia, lo que tenía qué pasar pasó. Todo mundo que no cierre deliberadamente los ojos, y quiera ver la realidad social en que vivimos tal como en verdad es y ha sido, constatará que el Movimiento Antorchista Nacional teníamos la razón. Abandonaron el combate a la pobreza, y a seis años del primer gobierno que prometió primero los pobres, aumentó la pobreza, aumentó la corrupción, y hoy somos uno de los países con mayor desigual social en el mundo.
A continuación, veamos dos notas sobre el tema (no son las únicas), para tratar de fundamentar un poco esto último que digo aquí.
La primera nota la vi en el portal FORBES México publicada el 3 de octubre del año pasado, y se titula así: “México mantiene uno de los niveles de pobreza y desigualdad más altos de la región: OCDE”; y luego se informó ahí que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), afirmó que México tiene uno de los niveles más altos de pobreza y desigualdad de ingresos, por lo que “llama a continuar los esfuerzos y fortalecer la protección social notablemente para hacerla más eficiente y responsiva a los ciclos económicos, reducir las brechas de género y mejorar la educación” El medio dijo además, que “En su informe anual sobre reformas estructurales, la OCDE reportó que México tiene un índice de brecha de pobreza de 34.2, por encima del promedio de 28.7 del resto de los países de la organización”.
Ante esto, se dijo que “La OCDE recomendó establecer un esquema federal de seguro de desempleo, una red de guarderías con prioridad para hogares de bajos ingresos, y programas para reintegrar a las escuelas a estudiantes que desertaron durante la pandemia de Covid-19. Resaltó que la participación laboral de las mujeres aún está rezagada a pesar del “progreso reciente”. Además, indicó que el 55 % de los trabajadores son informales, lo que es una causa y consecuencia de baja productividad”.
La segunda nota apareció el 24 de noviembre de 2023 en El Economista, y el medio la dijo de la siguiente manera: “Costa Rica y México estan entre los países de la OCDE con más desigualdad”; y luego se dijo algo en lo que debemos reparar: “La desigualdad representa uno de los retos más grandes en México; el 57% del total de la riqueza nacional está en manos de apenas un 10% de la población”.
Nótese bien que en las recomendaciones que hace la OCDE para combatir la desigualdad en México, no aparece en ningún lugar que sepamos, el incremento de los Programas de Transferencia Monetaria. Esto es así, porque en ninguna época registrada por la historia del país, cuando menos después de la Revolución Mexicana, se ha logrado erradicar la pobreza repartiendo dinero a travez de estos programas, tal como pretende el gobierno de ahora.
Pero si alguna duda cabe de la lección de esta experiencia histórica, que nos diga entonces el gobierno, ya al final de su sexenio, dónde están, como se llaman y dónde viven los mexicanos y mexicanas que ya salieron de la pobreza y de la pobreza extrema, con todo ese dinero en apoyos monetarios que dicen que les dieron por todo el país. Y que digan, además, por qué ahora, que se dá tanto apoyo por doquier, somos uno de los países mas desiguales por el aumento de la pobreza, como se puede leer en las notas periodísticas que ya quedaron referidas.
Aquí no hay duda, el gobierno de AMLO se equivocó y por eso aumentó la desigualdad. Pasó aquí como la fabula del burro y la zanahoria; se pusieron a perseguir la corrupción creyendo que la alcanzarían, pero olvidaron que iban montados sobre la pobreza. Ojalá que el gobierno que viene enderese el rumbo, de lo contrario, resultará entonces como la medicina de similares: todo será lo mismo, pero mas barato.
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