Por Edgar Torres

 

Una navidad, en mis tiempos de estudiante de nivel superior, mis papás tuvieron el gran detalle de regalarme un teléfono celular, eran los tiempos en los que sí se usaban para hacer llamadas. El aparato era un Samsung “blue”. Era la época en la que se compraban tarjetas para hacer recargas, Facebook apenas se popularizaba, MSN Messenger era el rey en las PC que tenían la dicha de estar conectados a “Prodigy” y no teníamos ni la remota idea de la hiperconectividad que un día llegaríamos a experimentar.

El rápido avance de la tecnología, su abaratamiento, la enorme generación de contenido y las múltiples aplicaciones y plataformas, han transformado la manera en la que nos comunicamos y relacionamos. A la par, la delincuencia ha encontrado también la forma de hacerse de datos personales y desarrollar estrategias para estafar.
A inicio de septiembre, la Fiscalía General del Estado informó el rescate de 4 personas víctimas de secuestro virtual, es decir, que fueron engañadas con amenazas mediante llamadas telefónicas y llevadas a cuartos de hotel con la mentira de que tenían secuestrado a un familiar y que en caso de desobedecer las indicaciones o interrumpir la llamada, serían asesinados.

¿Cómo logran los delincuentes engañar tan “fácilmente” a las personas? Los estafadores, en este caso, hacen uso de la intimidación y datos personales para engañar a las víctimas, pero, ¿De dónde los obtienen? Hoy, a diferencia de la época del Samsung blue, compartimos infinidad de detalles personales en todas las redes: fotografías, teléfono, sitios que visitamos, fechas, auto que conducimos, etc.

PROTEGER LOS DATOS

Por lo anterior, las corporaciones de seguridad han emprendido campañas que invitan a ser cuidadosos con nuestros datos, a no facilitarlos a nadie, a reservar aspectos de nuestra vida que pudiera facilitar a los delincuentes nuestra ubicación, profesión, etc.

El Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), cuenta con un micro sitio con recomendaciones para la protección de datos, entre ellos: Usar el navegador en modo incógnito, el uso de extensiones que protegen la navegación, configurar la privacidad en redes sociales para que personas extrañas no tengan acceso, uso de verificador de contraseñas, cifrado de información, entre otros.

Todas esas recomendaciones resultan parcialmente útiles si no hacemos conciencia en nuestras familias sobre el peligro real que significa compartir datos personales, más cuando ahora hay niños con celulares o tabletas con aplicaciones como Roblox, entre otras, que son una ventana para el diálogo con desconocidos.

ALGO INCREÍBLE

Me resulta asombroso, en este marco de la seguridad de los datos, encontrarme con un caso que me hicieron saber. Resulta que en una secundaria pública de la capital de Colima, una empresa privada de educación, asistió a las aulas para ofrecer becas de estudios, para ello solicitó a los alumnos, menores de entre 10 y 12 años, su nombre, dirección, teléfono de ellos y de sus papás, así como el nombre del padre o tutor y su actividad laboral.

¿En serio los maestros, directivos y hasta empresarios pasaron por alto lo que significa que soliciten a los menores todos esos datos? La mamá que me presentó el caso me externó también que vía mensaje de texto la empresa se comunicó “para dar seguimiento a la beca” urgiéndola a que tenía solamente 5 días para hacer efectivo el descuento. Sin embargo, cuando la señora cuestionó a cerca de cómo habían obtenido los datos, la persona le respondió que “solamente los niños que mostraron interés participaron brindando sus datos”. ¡Hágame usted el favor!

Imagínese usted, estimado lector, que si existe peligro al regalarle a su hijo, no de licenciatura, sino de secundaria un celular, resulta más peligroso aún los maestros, directivos y empresarios no capacitados sobre la protección de datos que contempla penas de hasta 6 años de cárcel por su mal uso. Aquí la Secretaría de Educación y Cultura debe tomar cartas en el asunto, pues no dudo de la integridad y buena intención del colegio, pero su actuar me hace pensar que la seguridad de familias enteras están comprometidas por tomar de forma laxa algo tan serio.

Hasta aquí los apuntes de hoy.

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