*El investigador de la UdeC viajó a Japón para capacitarse sobre cómo instruir a la población sobre este peligro potencial.
Con la firme idea de iniciar actividades informativas en niños y niñas sobre los peligros de vivir junto al Volcán de Colima, regresó el profesor investigador y director del Centro Universitario de Estudios Vulcanológicos de la Universidad de Colima, Dr. Raúl Arámbula Mendoza, de un curso de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), impartido en ese país y también de manera virtual.
En entrevista, Arámbula Mendoza señaló que este curso, en su modalidad presencial, se enfocó a la gestión integral del riesgo por desastres volcánicos, y destacó que ésta educación es muy importante entre la población más expuesta a los volcanes activos.
Dijo que si todos los habitantes conocen los fenómenos naturales de su región sabrán qué hacer cuando se presenten, porque no siempre estará protección civil para decirles qué hacer, y precisó que el bien más importante a cuidar es la vida de las personas.
Agregó que esto es competencia de los gobiernos municipales, estatales y del federal, “pero también las universidades tenemos qué hacer en el tema”. Por ello, una de las iniciativas que trae a su regreso es trabajar más en esos temas de educación, sobre todo con la gente más expuesta a los peligros del volcán de Colima, principalmente con las nuevas generaciones.
Para él, es importante informar a los niños y las niñas porque absorben el conocimiento y lo llevan a sus casas; “por supuesto, se continuaría con la educación en adultos, con las corporaciones de protección civil estatal y municipal”.
En su plan, también trabajarán con los operadores turísticos, porque es necesario que las personas guías que llevan visitantes al volcán sepan cómo se comporta un volcán y en caso de un evento eruptivo sepan que hacer y cómo proteger a los turistas.
El vulcanólogo aseguró que este plan no requiere de un exceso de dinero; “no necesariamente necesitamos mucho dinero para mejorar la gestión integral de riesgo de desastres volcánicos, mucho consiste en organización, volver a retomar los comités de asesoramiento a protección civil”, explicó.
Y priorizó el trabajo con niños y niñas de primarias dentro de un radio de 15 kilómetros del cráter del volcán. Con estas poblaciones, Arámbula Mendoza quiere implementar un programa de educación en amenazas volcánicas y replicarlo en otras poblaciones expuestas a otros fenómenos como sismos, tsunamis y huracanes para zonas costeras, lahares y flujos de escombros.
Comentó que el sismo del pasado 19 de septiembre “nos hizo recordar que vivimos en una zona muy activa geológicamente hablando, que podemos tener sismos, centenares de réplicas, deslizamientos y no olvidar los huracanes que cada año nos impactan”.
En estos momentos, Arámbula Mendoza dijo que se encuentra en el proceso de analizar todo lo hecho en el curso “para empezar a implementar sistemas que nos ayuden a educar a las personas que viven en poblaciones cercanas al volcán”.
El investigador adelantó las actividades que próximamente realizará el centro universitario a su cargo: “Abriremos el museo La Casa del Volcán porque queremos que sea el centro científico y educativo de la región, que los visitantes tomen conciencia que vivimos en una zona volcánica y activa, y que la Universidad de Colima invierte mucho presupuesto en mantenimiento de los equipo de monitoreo, y en mantener personal trabajando”.
Adelantó que seguirán manteniendo una comunicación activa con la sociedad desde sus redes sociales y que “tendremos un día de puertas abiertas donde la población venga a nuestro centro de investigación a ver cómo y quienes hacemos el monitoreo; además, haremos algunos experimentos, todo esto porque somos un centro que recibe recursos públicos y que trabaja para beneficio de nuestra sociedad”.
Sobre la capacitación en Japón, que se gestó por invitación y total patrocinio del gobierno japonés, Arámbula Mendoza señaló que realizaron varias actividades, entre ellas la visita a los dos volcanes activos de aquel país: el Monte Fuji y el volcán Usu.
Conocieron todo respecto a sus manifestaciones, el monitoreo y las alertas a la población, la prevención con sus diferentes simulacros, la respuesta después de una erupción y la educación de la población.
Sobre el Monte Fuji, dijo que es un volcán importante por su tamaño, sus erupciones voluminosas de lava y la cantidad de población que vive cerca de él. Si bien, dijo, “lleva 300 años sin hacer erupción, los japoneses tienen un sistema de monitoreo, de gestión integral de riesgo que involucra mucha planeación, simulaciones, rutas de evacuación bien establecidas y protocolos bien estructurados para salvaguardar la vida de la gente que vive cerca del volcán”.
También dio a conocer que “tienen bien establecidas medidas preventivas con la comunidad de japoneses y mucha educación en las prefecturas [las 47 jurisdicciones territoriales en las que está dividido Japón], quienes invierten mucho en la educación de la población; hago énfasis en esto porque es algo que nos hace falta como gobierno y como universidad”.
El director del centro dijo que “los vulcanólogos de Japón estuvieron interesados en conocer la experiencia de otros vulcanólogos, de la gente dedicada a la protección civil y de los observatorios vulcanológicos que hemos vivido erupciones recientes; todos coincidimos que hace falta preparación y educación de la población”.