Por Luis Enrique López Carreón

Dirigente del Movimiento Antorchista en Colima

 

El pasado miércoles 8 de marzo, se conmemoró en gran parte del mundo el “Día Internacional de la Mujer”. Los especialistas, afirman que la primera celebración del Dia de la Mujer fue el 3 de mayo de 1908, en Chicago, Estados Unidos, organizado por el Partido Socialista, donde reivindicaron la igualdad económica y política. Pero hay indicios documentados, de la manipulación imperialista occidental de la conmemoración. Se sabe ya, que los primeros indicios del Día de la Mujer se dieron mucho antes y en otras partes del mundo. 

 

Con la labor política de la alemana Clara Zetkin y la polaca Rosa Luxemburgo, que se manifestó en 1907 en la Primera Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, en Stuttgart Alemania, y posteriormente en 1910 en Copenhague Dinamarca, se encuentra el antecedente más remoto de una conmemoración de este tipo. Las comunistas propusieron el 8 de marzo del calendario gregoriano, como Dia Internacional de la Mujer Trabajadora, coincidiendo con el 23 de febrero del calendario juliano de la rusia zarista. Después, en 1922 Lenin declaró el 8 de marzo fiesta oficial en la Unión Soviética, aunque laborable.   

 

Pero vino luego la Segunda Guerra Mundial y el empoderamiento de los Estados Unidos en gran parte del mundo. Y fue hasta 1975, cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU), declaró oficial y formalizó el día que ya todos conocemos.

 

De las exposiciones del motivo que justifican la conmemoración que refiero, hay una que promueve la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en su página oficial, que, a mi juicio, refleja mejor y con más actualidad la realidad que viven las miujeres en el mundo. “Este Día internacional se conmemora alrededor del mundo para hacer conciencia sobre la importancia de empoderar a las mujeres en todos los entornos, proteger sus derechos y garantizar que éstas puedan alcanzar todo su potencial; de igual forma sirve para visibilizar la desigualdad y discriminación que aún viven las mujeres en todo el mundo, así como hacer efectivos sus derechos, incluyendo la necesidad de eliminar la brecha salarial, a fin de que las mujeres reciban la misma remuneración por realizar el mismo trabajo que los hombres, incrementar la presencia de las mujeres en puestos de liderazgo y eliminar la doble jornada de trabajo.”

 

Pero, con cada nueva conmemoración a las mujeres, sobre todo en los últimos tiempos de avasallamiento informático promovido por las redes sociales más populares, distingo cada vez con más insistencia, intentos de los dueños de los medios informativos, por equiparar absolutamente el “Dia internacional de la mujer”, con los actuales movimientos feministas. Es decir, que, para quitarle el carácter verdaderamente subversivo y revolucionario a la conmemoración, se pretende confundir el fin con los medios.

 

Y la promovida confusión es tal, que incluso, curiosamente, hasta el mismo gobierno federal mexicano la hace suya. Los medios dicen que el presidente López Obrador afirmó en el pasado acto conmemorativo del 8 de marzo, que, “la 4T es feminista”. Dicen que el mandatario dijo así: “Pienso que esa consigna de que `la Cuarta Transformación debe ser feminista o no será´, creo que se quedó atrás; ya la Cuarta Transformación es feminista”. Aquí, el presidente confunde género con militancia. Por eso conmemora el feminismo como el día de la mujer. Olvida intencionadamente, que, no todas las mujeres son militantes feministas, ni todos los militantes feministas son mujeres. 

 

Pienso que la esencia de los antecedentes profundos del “Dia Internacional de la mujer”, ya quedaron expuestos, en extenso, en la obra de Federico Engels de 1884, que lleva por nombre, “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”. De aquí, rescato lo siguiente: “…el factor decisivo en la historia es, en fin de cuentas, la producción y la reproducción de la vida inmediata. Pero esta producción y reproducción es de dos clases. De una parte, la producción de medios de existencia, de productos alimenticios, de ropa, de vivienda y de los instrumentos que para producir todo eso se necesitan; de otra parte, la producción del hombre mismo, la continuación de la especie.”

 

Aquí vemos ya, cómo es que el filósofo y economista alemán entendía bien, que la esencia misma de la existencia de los seres humanos (hombres y mujeres) en la historia, es su participación infaltable, en igualdad de condiciones, en la producción y la reproducción; justamente lo que demandaban las movilizaciones de mujeres que, según los antecedentes más conocidos, promovieron el Dia internacional de la Mujer. Dicho resumidamente, sin la participación conjunta en igualdad de condiciones, del hombre y la mujer, no hay producción ni reproducción de nada. 

 

Pero, además, si nos atenemos a la idea marxista aquella de que, “El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. [Y que por tanto] No es la conciencia del hombre [ni de la mujer] la que determina su ser, sino, por el contrario, su ser social el que determina su conciencia.” Tenemos entonces que, lo que realmente demandaban las heroicas mujeres antecedentes del “Día de la mujer”, y lo que demandan ahora, son iguales condiciones laborales que les permitan su “empoderamiento en todos los entornos”, como dice la CNDH, mínimamente, condiciones como las que gozan los varones hasta hoy. 

 

Por tanto, con todo el respeto que me inspiran siempre las luchas de los actuales movimientos feministas, opino que ellos constituyen una parte importante, pero sólo una parte, de los profundos anhelos que inspiraron la conmemoración a las mujeres en un día. Por eso es que hoy, podemos distinguir dos características diferentes en las luchas. Mientras que las mujeres precursoras del Día internacional de la mujer, buscaban cambiar de raíz el modelo económico de producción vigente, los movimientos feministas pretenden derribar el autoritarismo machista de la sociedad y sus gobiernos. Y los resultados también son distintos. 

 

Veamos tres ejemplos de antecedentes, promovidos incluso por el imperialismo norteamericano. 8 de marzo de 1857; un grupo de trabajadoras textiles de Nueva York se declaró en huelga para protestar por las condiciones laborales y los bajos salarios; fueron brutalmente reprimidas con más de un centenar de mujeres muertas. 8 de marzo de 1908; alrededor de 15 mil mujeres marcharon por las calles de Nueva York pidiendo menos horas de trabajo, derecho al voto y mejores salarios, todo bajo el lema de “Pan y rosas”; también fueron reprimidas. Tres años después, el 25 de marzo, sucedió el incendio de la fábrica de confección de camisas Triangle Waist Co., de Nueva York, donde murieron más de 120 mujeres. Aquí, como vemos, el común denominador de las luchas fue, la represión sobre la vida de las mujeres, por parte del carácter explotador del modelo capitalista de producción.  

 

Y, por otro lado, ¿qué resultados ha permitido el capitalismo para los movimientos feministas? Anarquismo, caos, y destrucción de edificio privados y públicos, tal como sucedió con el Palacio de Gobierno de Colima. Los poderosos juzgan menos costoso, la reparación de los daños materiales, que cambiar el modelo de explotación laboral que promueve y tolera el secuestro y asesinato de mujeres. 

 

Pero no importa; también la lucha de las y los feministas son un medio para alcanzar el fin original que promovieron las precursoras del “Dia de la mujer”. Pero no olvidemos: el objetivo de todos es cambiar el modelo de explotación vigente. Y, como dijo Rosa Luxemburgo: quien no se mueve, no siente las cadenas. Nos leemos en el próximo.

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