Por Luis Enrique López Carreón

Dirigente del Movimiento Antorchista en Colima

 

Pienso, que es toda una tragedia que se permita por omisión gubernamental, el asesinato intencional de cualquier mexicano, sin importar su situación social, raza, religión o preferencia sexual, en cualquier rincón del país. La tragedia, sin embargo, no tiene comparación cuando la violencia homicida se dirige contra los mexicanos y mexicanas trabajadoras más desamparadas. Pero, la tragedia es aún mayor, cuando la indolencia gubernamental permite el asesinato de los pocos hombres y mujeres que destinan su vida y su inteligencia, a la defensa social de los mexicanos más desprotegidos, es decir, a la defensa de los pobres. México necesita urgentemente de la participación activa de sus hijos más conscientes y valientes para salvar la vida. Antes de que sea demasiado tarde, y también vengan por cualquiera de nosotros, los que aun quedamos con vida. 

 

Pero la indolencia social y la resignación hace también lo suyo, y cae como pesada niebla amenazante, contaminando la conciencia y la visión incluso, de los agraviados enlutados por la tragedia, que deambulan por doquier mendigando justicia. Pero la historia que todo lo devela a su debido tiempo, es la maestra justiciera insobornable del devenir. No perdamos la fe en la humanidad de los humanos. Aún hay tiempo para exigir justicia para nuestros muertos.

 

Conrado Hernández Domínguez y su esposa Mercedes Martínez, eran buenos mexicanos, honestos y trabajadores que no le hacían mal alguno a nadie; muy por el contrario, al momento de su salvaje asesinato, dedicaban su vida e inteligencia a la lucha social, buscando mejores condiciones de vida para los guerrerenses más pobres y desamparados. Convencidos y confiados en un porvenir mejor para todos, engendraron un único hijo, Vladimir, que, conforme a la autopsia, aún no cumplía los siete años cuando unos asesinos, hoy encubiertos por la oficialidad de aquel Estado, le arrebataron la vida ahorcándolo frente a sus padres antes de ser vilmente asesinados a golpes. ¿Qué mal podía hacer un pequeño niño al mundo, como para privarlo de esa manera tan salvaje, de la alegría que ofrece la vida para todos? Cuanta maldad y enfermedad mental crea el sistema capitalista, para llevar a cabo estas macabras, bestiales e inhumanas acciones. Los pobres de México perdieron a dos de sus valientes dirigentes, y el porvenir, perdió a uno más de los suyos.

 

Pero la indolencia oficial impune ya no tiene comparación. Hoy se cumple más de un mes del asesinato de nuestros desdichados compañeros, y las autoridades encargadas de procurar la justicia en el Estado de Guerrero, no muestran avance alguno en el caso, y los asesinos materiales e intelectuales de este salvaje crimen siguen en libertad. ¿A quién se encubre con tanto silencio, y por qué? 

 

Hoy, mil antorchistas guerrerenses, sus compañeros, marcharon en Chilpancingo, la capital del Estado, hasta llegar a las puertas del Palacio de Gobierno donde despacha la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, para pedir justicia. Pero la gobernadora ignoró la protesta; no los recibió; y tampoco ningún funcionario. ¿Qué pensar pues ante este desplante indolente y silencioso?, ¿ahí se ocultan o se encubre a los autores intelectuales del asesinato de nuestros compañeros? La gobernadora debe responder por sus actos; el pueblo bueno y sabio se lo demanda. 

 

Y es que la situación violenta de Guerrero no está para menos. En el portal suracapulco.mx, del día 16 de mayo pasado, se publica una nota que habla claramente de la situación que sufre esa entidad. Así dice la nota: “Contabiliza la SSPC 536 homicidios dolosos en Guerrero en los primeros cuatro meses del año”; el medio dijo que los datos fueron aportados en una conferencia mañanera, por parte de la secretaria de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, quien afirmó, que, ante esto, Guerrero aparece como la séptima entidad de todo el país con mayor número de homicidios de este tipo. 

 

La funcionaria dio a conocer también, la cifra de homicidios dolosos de los 50 municipios prioritarios, donde aparecen Acapulco, Iguala y Chilpancingo. Tanto Acapulco como Chilpancingo tuvieron un incremento en los datos de homicidios dolosos en el periodo de mayo de 2022 a abril de 2023, en comparación con el lapso de mayo de 2021 a abril de 2022. Acapulco es el cuarto municipio con más homicidios dolosos con 453, un incremento respecto a los 450 del periodo 2021 y 2022. Chilpancingo ocupa la posición 49, con un aumento de 71 a 98 homicidios para los datos 2022 y 2023. Iguala es el municipio 42, pasando de 153 a 143 homicidios dolosos.  

 

Como vemos pues, aunque la gobernadora Evelyn Salgado se esconda y no responda, los mexicanos agraviados por la violencia homicida, y también los guerrerenses, ya son muchos, tantos que no bastará un Palacio de Gobierno para detenerlos. Las protestas seguirán, cada vez más, y con mayor número e intensidad. “Volveré… y seré millones”, así se lee en la novela Espartaco del escritor estadounidense Howard Melvin Fast. Y lo mismo digo yo sobre todos nuestros muertos: volverán, y serán millones. 

 

Los muertos exigen justicia, y los vivos nos encargaremos de eso. Hoy, los antorchistas marchamos en Chilpancingo contra la impunidad en ese Estado. Pero mañana, millones de mexicanos marcharán en todo el país en reclamo de justicia. Ya llegó la hora de que el pueblo sabio hable y reclame su derecho, los antorchistas estaremos a la cabeza. ¡Justicia para nuestros muertos!

Colima, Col., a 18 de mayo de 2023

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