Por Luis Enrique López Carreón
Dirigente del Movimiento Antorchista en Colima
El calendario oficial para los comicios que recién están terminando en el Estado de Colima, marcan el día jueves 17 de junio como la fecha límite para que todos los Consejos Municipales Electorales, realicen el cómputo oficial de la elección de Ayuntamientos. Con este ejercicio final, los Consejos deberán también emitir la validez de la elección, de la elegibilidad de las y los candidatos de las planillas que hayan obtenido la mayoría de los votos, y expedir las Constancias de Mayoría correspondientes. Salvo que hubiese impugnaciones a los resultados de dichos Consejos, con este cómputo estaríamos casi entonces, cuando menos en lo que respecta a los Ayuntamientos, finalizando el proceso electoral del 2021.
Con este cómputo oficial que refiero, ya es claro para cualquiera que lo quiera ver, la nueva repartición partidista del poder en los Ayuntamientos, que será la siguiente: la alianza “Va por Colima”, que, como ya sabemos son una rara mezcla de PRI, PAN y PRD, gobernará ahora la capital del Estado y el vecino municipio de Villa de Álvarez, que, hasta ahora ambos están en manos de MC; también lo hará en Cuauhtémoc y Comala, que son gobernados por malogrados políticos renegados del PAN. En Minatitlán, el partido Verde destronó al PRI y con eso regresará el reino de los Mancilla; y, en Ixtlahuacán, donde repite el actual presidente que renegó de su color, el PES desbancó a Morena. Aquí podemos ver que, en esencia, ningún partido repite en el poder.
Entonces, aún con la excepción muy particular de Ixtlahuacán, todo parece indicar que nuestra democracia, tal como debería ser siempre, actuó y cumplió su función y cobró la factura política a los partidos que, seguramente por sus evidentes malos resultados en el trienio que está por terminar, se les negó la posibilidad de gobernar los cotos de poder con los que se hicieron en el pasado proceso electoral.
Independientemente de cualquiera que haya sido el resultado en cada municipio de los que ya señalé, es evidente que los votantes de aquí, no están conformes con los resultados de sus gobiernos y los partidos municipales que están por terminar. Deberían pues, tomar nota precisa de esto los ganadores recientes del computo oficial que ya referí, pues, de no hacer caso a la realidad que hoy viven los destronados, seguramente que en tres años serán ellos los próximos repudiados por los votantes. Ojalá que cumplan con todo lo que prometieron.
Pero, hay por otro lado, curiosidades políticas que le son atribuidas también al importante ejercicio democrático que recién terminó, que requieren nuestra atención. Ya referí hasta aquí los resultados electorales en seis de los diez municipios que componen el Estado; veremos a continuación, qué fue lo que pasó en los cuatro restantes.
Veamos. Morena es el único partido que repetirá en el poder, pues, ganó por segunda ocasión en Manzanillo, Tecomán y Armería; y le arrebató al PRI el municipio de Coquimatlán. Ya tan sólo con esto pudiera decirse entonces, que Morena es el partido mejor calificado por los electores de los tres municipios costeros que refiero. Pero, hay algo más que llama sumamente la atención: el resultado electoral reciente, dice que los electores de Manzanillo y Tecomán, eligieron para su nuevo gobierno, a los mismos presidentes municipales que los están gobernando ahora, es decir, a Griselda Martínez y Elías Lozano, respectivamente. ¿Quiere decir esto, entonces, que son ellos los políticos que dieron mejores resultados en todo el estado?, es decir, ¿los municipios de Manzanillo y Tecomán, son ahora modelo de gobierno, justicia, equidad y bienestar social, gracias a Griselda y Elías? Yo sinceramente lo dudo. Y estoy muy seguro que lo dudan también, miles de manzanillenses y tecomenses.
Pero, veamos algunos datos estadísticos para intentar despejar las dudas. El año pasado, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo social (Coneval), en su Informe de Pobreza y Evaluación 2020, dijo que en el 2018, el 71.5% de la población en Colima estaba en situación de pobreza o de vulnerabilidad por carencias o ingresos. Si tomamos en cuenta, que de entonces a la fecha todo empeoró conforme a los nocivos estragos de la pandemia, y que ya somos 731 mil 391 los habitantes en todo el Estado según Inegi, tenemos entonces que, de acuerdo al porcentaje del Coneval, somos 522 mil 945 los colimenses que vivimos en pobreza, sin ingresos y con muchas carencias.
Pero, ¿dónde se concentra la mayor población más pobre del Estado? Coneval dice que desde el 2015 – y yo no creo que esta situación haya cambiado mucho -, los municipios con mayor número de personas en pobreza y pobreza extrema, son Tecomán, Manzanillo, Armería, Colima y Villa de Álvarez; en los cuales se concentró el 81.3% de la población en pobreza extrema de todo el Estado, según el informe ya referido.
Pero hay más. En cuanto a la falta de vivienda entre los más pobres, ya desde el 2017 el Gobierno estatal reconocía esta grave deficiencia social que afecta a la mayoría de los colimenses, así lo manifestó en un documento que publicó en el Diario Oficial del Estado, el 22 de abril del año arriba señalado. El Gobierno dijo ahí que había en todo el Estado 77 mil 560 viviendas, de los cuales el 37.7% del total, eran habitantes que rentaban o les prestaban la propiedad donde vivían, sumando así 271 mil 460 habitantes afectados sin vivienda propia. Y dijo también en este documento, que se destacan como casos críticos por esta deficiencia social, los municipios de Manzanillo, Tecomán, Colima y Villa de Álvarez que, como ya vimos, son los mismos en donde se concentra la pobreza y la marginación.
En Colima y Villa de Álvarez, ya dije en líneas arriba, cómo fue que los electores castigaron con su voto a sus respectivos gobiernos municipales que les fallaron. ¿Qué pasó con el voto de los electores de los municipios costeros? Estas son las reelecciones que intrigan.
Pero, como ya dije, los resultados oficiales de la elección ya están dados. Si obramos bien o mal con nuestro voto, ya no hay remedio alguno para eso. Toca ahora esperar el turno de pagar las consecuencias de nuestros actos. Y para toda injusticia, ya sólo nos queda la Constitución. Por el bien de todos, exijamos organizados el cumplimiento cabal de las promesas de campaña. Nos vemos en la batalla.
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