Por Luis Enrique López Carreón.  Dirigente del Movimiento Antorchista en Colima

El filósofo marxista italiano Rodolfo Mondolfo, afirmó en una de sus obras lo siguiente: “Entre el fin del siglo VII y los comienzos del VI a. de C., el problema cosmológico es el primero en destacarse netamente como objeto de investigación sistemática distinta, del indistinto complejo de problemas que ya ocupaban la mente de los griegos, aún antes del surgimiento de una reflexión filosófica verdadera y propia”. Podemos decir entonces, que, ya desde los tiempos remotos, los seres humanos sostenían la existencia de una verdad sobre el origen del todo, o sea, aquella verdad que contenía y explicaba el origen de todas las demás verdades conocidas hasta entonces.  

 

Hoy, en pleno siglo XXI, entendemos la Cosmología como esa parte de la Astronomía cuyo objeto de estudio es el Universo, es decir, el conjunto de todo lo que es observable y medible, de todo aquello de lo cual nos llega alguna información y que por tanto podemos estudiar de forma científica. Por consiguiente, procurar entender el origen, movimiento y funcionamiento del Universo, es procurar entonces conocer la verdad del origen del todo, absolutamente del todo, incluido el origen mismo de todas las demás verdades que conocemos acerca de la naturaleza, el pensamiento y la sociedad misma.

 

Y no es que diga yo, que conocer la verdad más verdadera acerca de la realidad que vivimos sea cosa fácil e inmediata, nada de eso; el aplastante poder clasista de la ideología dominante hace siempre lo suyo. Pero, afortunadamente hoy, gracias a destacados intelectuales y pensadores humanistas habidos y cuantos hay, si se pone atención suficiente a sus obras podemos tener acceso a ideas verdaderamente profundas y revolucionarias. Dudar de lo que nos dicen cuando la realidad misma contradice al dicho, es siempre predisponernos a la verdad. Recordemos al célebre filosofo de Estagira quien afirmó en una de sus obras: “Quien percibe una dificultad y se admira, reconoce su propia ignorancia” (Aristóteles, Metafísica, I, 2, 982b).

 

Lo dicho hasta aquí era necesario, para invitar con sincero entusiasmo a mis escasos y pacientes lectores, a leer la más reciente obra de uno de los intelectuales mexicanos que han consagrado toda su vida a la educación y organización de los más desamparados de nuestra patria, me refiero al ingeniero Aquiles Córdova Morán, que, no obstante su prolífera producción literaria sobre el ámbito cultural, científico, histórico, económico y social, es, al mismo tiempo, el principal fundador y dirigente indiscutible de la más vigente organización que tienen los pobres de México: El Movimiento Antorchista Nacional.

 

La obra que hoy refiero lleva por título “Intenciones y resultados”, y por su contenido, no encuentro comparación alguna con cualquiera otra obra de su tipo que no sea de la pluma del autor que refiero. Pero el método analítico y de exposición es inconfundible; el uso del materialismo dialéctico-histórico es magistral. Pero si por el método alguna comparación se buscara, el lector atento la encontrará en otra obra sin igual: “De la Esperanza a la decepción” se llama; y juntas hacen un sólido análisis histórico de la vida política, económica y social de nuestro país, y su gobierno, en los últimos 24 años. Todo esto para fundamentar una línea clara y precisa, y sobre todo esperanzadora, que es la guía principal que anima al Movimiento Antorchista, en la búsqueda del gobierno humanista que verdaderamente necesitamos los mexicanos, para superar esta fase sombría del panorama nacional hoy sufrimos.

 

Conforme al método que refiero, “De la Esperanza a la Decepción” es una compilación de artículos, conferencias y entrevistas que el ingeniero Aquiles Córdova trabajó y concedió a distintos medios de circulación nacional, que datan desde el año 2000, fecha en que comenzó la gestión del hoy presidente, Andrés Manuel López Obrador, al frente del gobierno de la ciudad de México (entonces Distrito Federal), hasta 2018, año histórico en que logró por fin la presidencia de la República. “Intenciones y resultados”, consecuentemente, reúne las opiniones del ingeniero Aquiles pronunciadas y escritas entre los años 2019 a 2022.  

 

Pero entre ambas obras hay una diferencia esencial. Mientras que en la primera, el autor intenta mostrar y demostrar cómo sería AMLO de llegar a la Presidencia de la República, y de esa manera prever el rumbo que pudiera darle al país y las consecuencias que ello traería para el pueblo mexicano; en “Intenciones y resultados”, el autor se circunscribe en el contexto de López Obrador como presidente de México; el análisis expuesto aquí desteje las marañas de mentiras y verdades a medias con las que AMLO encubre sus propuestas y reformas, y da al lector una idea clara de lo que realmente busca el presidente, y de cuáles serán las consecuencias inmediatas y de largo plazo para los mexicanos, cada una de las cuales se ha venido cumpliendo.

 

Con motivo de la primera obra, dije algo que hoy conviene recordar. Advertí que, al lector desprevenido le pudiera parecer tal vez, que las obras constituyen sólo una crítica más, como las muchas que ya hoy es fácil encontrar por doquier, de la fallida administración del hombre que prometió ser la esperanza de México. Pero esto sucede así, porque es inevitable confrontar crítica y espontáneamente, todo aquello que AMLO prometió remediar contra lo que verdaderamente estamos viviendo por todos lados. Esta injusta consideración a las obras que comentamos sería equiparable a un gran desperdicio intelectual.

 

En el prólogo a su obra cumbre llamada El Capital, Carlos Marx escribió lo siguiente: “En esta obra, las figuras del capitalista y el terrateniente no aparecen pintados, ni mucho menos, de color de rosa. Pero adviértase que aquí sólo nos referimos a las personas en cuanto personificación de categorías económicas, como representantes de determinados intereses y relaciones de clase. Quien como yo concibe el desarrollo de la formación económica de la sociedad como un proceso histórico-natural, no puede hacer al individuo responsable de la existencia de relaciones de que él es socialmente criatura, aunque subjetivamente se considere muy por encima de ellas.”

 

Y, mutatis mutandis, en las obras que comentamos esto aplica con puntualidad. López Obrador y su gobierno son sólo criaturas del modo de producción capitalista en su modelo neoliberal, y como tal, “representantes de determinados intereses y relaciones de clase”. En lo esencial, no es de AMLO de lo que hablan los libros comentados; sino del modo económico de producción que lo engendró, y de la necesidad de cambiarlo.

 

Entender esto es fundamental, porque permitirá darnos cuenta de una verdad incontestable: no es él, ni nada parecido, lo que vendrá a cambiar los destinos del pueblo de México. La única solución está en la construcción de una fuerza social lo bastante poderosa para tomar el poder del país y, desde ahí, comenzar a construir un México nuevo, con otro modo de producción, y mejor para todos. No desesperemos.

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