Por Luis Enrique López Carreón
Dirigente del Movimiento Antorchista en Colima
De seguir las cosas como van, es muy seguro que el gobierno priista del licenciado José Ignacio Peralta Sánchez, abandone la gubernatura del Estado en medio de una tercera ola de contagios de la pandemia más mortífera que se recuerde en los últimos tiempos. Es cierto que este mal no fue causado por este ni otros gobiernos, ni mucho menos en el ámbito local, pero, dígase lo que se diga, y no obstante que en campaña electoral nos prometieron “vivir feliz ¡Seguro!”, tal parece que el gobierno que se va, dejará como legado a los colimenses, todos los contagiados y muertos, pero además, todas las consecuencias sanitarias, económicas y sociales que trajo la pandemia. Pero, tres meses aún le quedan al gobierno que se va, tres meses en los que muchos colimenses aún esperamos cumplimiento cabal a los apoyos prometidos.
Pero, no olvidemos que cerca de cien mil colimenses decidieron el pasado 6 de junio, que Morena será mejor gobierno que el PRI, y que, con ellos, llegarán mejores tiempos para “nuestra Colima”. Será difícil definir con exactitud, cómo y cuándo los tiempos que ofrecen serán mejores o peores dependiendo de quien los califique. Pero, por lo que la misma Indira Vizcaíno dice de su futuro gobierno, podemos suponer que, dado que el gobierno morenista que viene, será mucho mejor que el gobierno piista que ya se va, entonces, todo aquello que Ignacio Peralta no atendió ni resolvió, a pesar de ser esa su obligación constitucional, lo atenderá y resolvera entonces Indira Vizcaíno, cuando tome posesión de su nuevo cargo.
Y sólo para tener una referencia, veamos cuál es el saldo de la pandemia en Colima con el actual gobierno que ya se va. En casi todos los medios locales se informan los mismos datos al día 28 de julio pasado: 14 mil 150 casos positivos acumulados y 1,357 defunciones a causa del Covid. Si tomamos en cuenta que el coronavirus se detectó en el Estado por primera vez el día 12 de marzo de 2020, es decir, hace 504 día, tenemos entonces que, en promedio durante el gobierno actual, se contagiaron 28 personas diarias y se murieron 7 en cada día. Además, al cumplirse un año de la llegada del virus al Estado, la Secretaría de Salud estatal informó, que la tasa de ataque, o el número de personas que enferman por cada 100 mil habitantes es de 1,291; mientras que la letalidad es de 12; es decir, que en el Colima, por cada 100 personas que resultan positivas, 12 se mueren.
¿Logrará el gobierno de Indira Vizcaíno conjurar esta tragedia mortal que refiero? Pues, por el bien de todos los colimenses ojalá que sí; porque, si no lo hace, tal como sucedió con el gobierno que ya se va, muchos que votaron por ella no lo volverán a hacer ya nunca más; y no lo harán, porque, seguramente cuando ella los necesite de nuevo, habrán ya muerto tambien de coronavirus.
Pero, por desgracia, la tragedia del coronavirus no es la única ni la más grave que padecemos los colimenses. La violencia en todas sus variantes sigue inconteniblemente a la alza; las ejecuciones y homicidios dolosos son la nota diaria y común de todos los medios locales. Hoy leí en uno de esos medios, que, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Publica (SESNSP), en el primer semestre del año que corre, la violación sexual en el Estado se incrementó en 66.6 por ciento con relación al mismo periodo del año anterior; mientras que los robos en general se incrementaron en un 15%. He aquí otro reto para el gobierno que viene, pero también, otra oportunidad para demostrar que son mejores.
En materia de desempleo y bienestar social, a pesar de los múltiples programas sociales que dice el gobierno federal que repartió, la situación está peor. Pero, por ser este un tema donde hay mucho más qué decir, dado que la gobernadora electa lo conoce muy bien desde que fue Delegada federal, lo abordaré después para dedicarle el tiempo y el espacio necesario. Por ahora, sólo diremos que, si en materia de bienestar social, el gobierno que viene no impulsa de manera efectiva el empleo suficiente y el aumento de los salarios, todo lo demás será agua de borrajas.
Pero hay necesidades tan elementales que sufren los colimenses más desamparados, producto de los yerros gubernamentales pasados, que pondrán verdaderamente a prueba el carácter social y humano del gobierno que viene. No ver, oír ni atender tales necesidades, es mostrar que el gobierno que llega, no es más que lo mismo de lo que se va, sólo que con una forma populista muy tendenciosa. Veamos grosso modo las necesidades a que me refiero.
Primeramente diremos que urge que se atienda la falta de vivienda popular. La pobreza y el abandono social en que ya vivíamos, fueron magnificados groseramente por las consecuencias inevitables de la pandemia, esto, como es natural, redujo al mínimo los ingresos de las familias, y con ello, les canceló definitivamente la remota posibilidad que tenían de adquirir y mejorar ellas solas sus propias viviendas. Urge pues, un verdadero programa de apoyo a la vivienda popular, que adquiera y destine para los pobres, la reserva territorial que por Ley debe tener el gobierno; pero, además, que se deje de simular, y que se apoye verdaderamente al mejoramiento de la vivienda de los más necesitados.
La alimentación suficiente es otra necesidad fuertemente golpeada por los bajos ingresos familiares por pandemia. Urge un programa de apoyo alimentario permanente para todos los afectados por el desempleo. Que nadie sufra por la comida de sus hijos, debería ser el reto de todo gobierno que se llame verdaderamente justiciero. Y no menos urgente es también el apoyo al campo, donde faltan insumos agrícolas para los productores más pobres. No hay acción más justiciera y humana de un gobierno, que apoyar la producción de alimentos en el campo para los marginados de siempre.
El pliego petitorio anual que el Movimiento Antorchista colimense entrega cada año al gobierno estatal, es la manifestación tangible de las necesidades apremiantes de la población más abandonada de todo el Estado. Contiene necesidades tales como las que ya quedaron dichas; pero, al día de hoy, argumentando insuficiencia presupuestaria a causa de la pandemia, es momento en que el gobierno que se va, poco o nada atiende de lo elemental que sufren sus aun gobernados. Por ser nuestro derecho constitucional, los antorchistas insistiremos frente a Casa de Gobierno hasta el último día de este, pero también del otro gobierno que ya viene. Que conste.